Esta es una demostración de que todos acabamos escribiendo alguna vez, poemas de amor. Uno lo intenta, buscando el equilibrio entre el sentimiento y la excelencia lírica. Espero que valga la pena leerlo.
Se ciñe a ti la lluvia cual vestido
y llevas el invierno en las costuras,
encierras en el trazo de tu gesto
el grácil desarrollo de la tarde;
y así...
los versos se me can de los bolsillos
buscando
la forma que retenga tus secretos.
Después, cuando te marchas,
no queda otra certeza que el vacío
(y yo, que nunca sufro las ausencias,
observo ese silencio
mirando como un niño que pregunta).
Espero
el tiempo en que despiertes primaveras,
la noche que me brinde tu sonrisa
envuelta en el calor de los abrazos.
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