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lunes, 18 de diciembre de 2023

Miedo ambiente

 

MIEDO AMBIENTE

 

Me da miedo el ambiente,

el miedo ambiente,

el ambiente de miedo,

el miedo ambiental,

el medio ambiente que queda,

los cambios de ambiente…

 

Me da miedo

el ambiente empresarial,

el político, el social, el familiar,

el educativo, la pedagogía,

el aprendizaje por competencias,

la organización mundial del comercio,

los tipos de interés o yo qué sé

si me interesan…

 

Lo peor sin duda es el miedo,

con sus tenazas de tiempo

y sus formas disconformes.

el miedo sin nombre

de rostro difuso;

el no saber, no ser, no decir

no vaya a ser la cosa…

 

Así que no, venga,

tira para adelante,

pon buena cara,

sé resolutivo, proactivo,

implícate y no protestes

(¿Para qué?),

gánate el puesto, el sueldo,

las vacaciones, la playa,

la jubilación, el prestigio,

el respeto de tus semejantes…

¿Quién dijo miedo?

miércoles, 2 de agosto de 2023

RESEÑA DE "TODOS LOS DIOSES DEL HOMBRE".

 Hace unos meses, llegaba a mis manos un nuevo libro de Julián Rodríguez Novo, del que ya he reseñado aquí su anterior obra Recuerda que morirás (Ed. Titanium, 2020). Por alguna razón, Julián confía en mi criterio como lector, así que he decidido hablar aquí de su nueva obra "Todos los dioses del hombre" (Ed. Usagi, 2023). 

Si en su anterior obra nos encontrábamos con un thriller sobrenatural, aquí, el autor se introduce en la ciencia ficción postapocalíptica. El escenario es un mundo subterráneo, formado por túneles que parecen infinitos, con un exterior inhabitable. Dos personajes de los que apenas sabemos nada realizan tareas cuyo objetivo, en principio, desconocemos. Entre ellos hay una relación de sumisión violenta que se escenifica en los diálogos y acciones. Y luego, claro, pasan cosas...

El libro engancha; introduce al lector en un mundo del que lo desconoce casi todo. Uno de sus grandes aciertos es la recreación de un mundo en el que, en realidad, no vale la pena vivir, y en el que un gobierno misterioso asigna tareas y destinos a sus habitantes. 

Al mismo tiempo, una serie de analepsis nos llevan a un debate televisado en el que se refleja una encarnizada disputa entre ciencia y religión, con la muerte de 32000 niños en un experimento científico como fondo (y no voy a dar más datos); así como a una serie de acontecimientos en los que, quizás, podemos hallar el origen del mundo que habitan los protagonistas. El autor, aquí, habla de hechos que nos resultan tan familiares que dan miedo. Ahí entran los abusos de la ciencia, la postmodernidad, la aldea global, la recesión económica, el fascismo... Una coctelera perfectamente agitada y que incide en la verosimilitud de la obra. A mi parecer, un acierto. 

He de decir que Julián ha mejorado en su estilo. No olvido que fue finalista al Premio Nacional de Dramaturgia (A traxedia do bou Eva, 2016), lo cual ya era buena señal. Sin embargo, sí observo un salto de calidad en cuanto a la redacción de esta obra en relación con su anterior novela. Está más pulido, supongo que por un empeño mayor en la búsqueda de la excelencia. Quizás adolece, a mi juicio, de cierta lentitud en el avance de la trama, sobre todo al tratarse de una obra de género, pero no llega a neutralizar el interés que suscita la historia. 

Aquí, un servidor, siempre ha sido amante de la ciencia ficción, así que os cuento, en resumen, que he disfrutado del relato que nos plantea Julián y que termina con un maldito "continuará...".

domingo, 21 de mayo de 2023

NO HAY MÁS VERSO QUE LA PIEL

 Esta es una entrada de autobombo, lo reconozco, pero para algo está este blog. Por fin ha salido a la luz No hay más verso que la piel, mi más especial y propio proyecto poético que comenzó allá por el 2010 . En él he trabajado con el desnudo femenino como referencia para la creación de cada uno de los poemas. De una frase fortuita, dicha al filo de la madrugada - "un día te desnudas y te escribo un poema" - nació una idea que me llevó a un viaje de versos hacia la intimidad de sesenta mujeres que se prestaron a colaborar con el libro. 

No hay más verso que la piel  es una indagación en el desnudo como forma poética. A través de la métrica y el lenguaje se produce un encuentro entre lo femenino y el poeta. Plantea una reinterpretación del desnudo como tópico y artístico. El poema nace de la belleza y la sinceridad de ese momento único e irrepetible entre el poeta y la modelo. Así, a lo largo del libro se intenta una exploración del lenguaje poético, trazando una relación entre el cuerpo y la métrica, el desnudo y la forma de las imágenes; siempre en busca de una lengua propia con la que reflejar fielmente la verdad que asoma libre del velo que cubre el cuerpo y lo llena de miedos y complejos. 

En lo personal, me ha servido para romper con la soledad del escritor, convirtiendo esta obra en un trabajo colectivo, en el que yo solo puse las palabras. Es, además, con las fotos de Rocío Barreiro, un artefacto poético, un libro-objeto, como reza el prólogo, con la mujer como centro desde dos miradas diversas y, a la vez, complementarias.

En fin, que estoy más contento que unas castañuelas con mi libro nuevo, que está ya en las librerías gracias a la generosidad de Editorial Elvira. Ha sido un viaje largo y extraño, en el que siento que he ganado como poeta, y en el que he conocido de primera mano la realidad íntima de la mujer, más allá de tópicos y prejuicios. Ahora solo espero que haya lectores que lo disfruten. 

Si alguien lo lee, puede dejar sus impresiones en los comentarios a esta entrada. 

Imagen de la portada






martes, 10 de enero de 2023

EL GUSTO DE LO BIEN ESCRITO

      Estas cosas de ser filólogo, escritor y un lector avezado lo vuelven a uno exigente a la hora de coger un libro. Por despiste o por fe en las recomendaciones de la crítica, a veces me hago con la última novedad en lo que a novelas se refiere, aunque tirando siempre un poco hacia los márgenes, por aquello de que me gustan las cosas más bien rarunas. Otras veces, me entretengo en las librerías de segunda mano buscando qué leer, y así es que tengo la estantería llena de lecturas pendientes. 

     En estos últimos dos años sufrí dos pequeñas decepciones en cuanto a novedades editoriales a las que se le dio cierto bombo como buena literatura. Es decir: no hablo del último Premio Planeta ni nada parecido. Me ocurrió con Panza de burro, de Andrea Abreu y La señora Potter no es exactamente Santa Claus, de Laura Fernández. La primera me resultó algo tosca y me decepcionó un poco lo que contaba, pues tuve la sensación todo el tiempo de que faltaba algo. Creo que es porque lo que explicaba la autora en una entrevista radiofónica no tenía después mucha relación con lo que me encontré. A pesar de ello, sigue siendo una lectura interesante, sin más, por el uso de rasgos dialectológicos canarios. 

     En cuanto a La señora Potter..., quise leerlo por lo raro, lo distinto que parecía cuando escuché hablar de él; y por las referencias que la autora hacía a mi adorado David Foster Wallace y su La broma infinita, culmen de la literatura experimental en este Siglo XXI y libro difícil donde los haya. Lo que me encontré finalmente fue un estilo que más bien parecía una traducción del inglés, sin serlo, y en algunos casos no muy bien hecha; un uso excesivo de expresiones en mayúsculas, paréntesis, etc... que no acababan de integrarse en la obra como la provocación que pretendían ser. Además, es muy difícil enterarse de lo que está contando en algún momento, cosa que puede pasar en los libros de Wallace, pero estos últimos te mantienen en un nivel de fascinación que te hace perdonarlo todo. Respeto a la autora por el intento, pero creo que es fallido. Aún así me lo terminé, que conste. 

     A donde quiero llegar con todo esto es a que cuando un texto está de verdad bien escrito - y esto abarca una casi infinita gama de opciones estilísticas - lo aguanta todo, como se decía del pan de molde en un anuncio hace unos años. Estas últimas semanas he estado leyendo El cielo raso, de Álvaro Pombo, autor que, en mi diletante elección de lecturas, nunca había leído. Es una novela que entrecruza trayectorias humanas con un estilo que encandila de la primera página a la última. No cuenta gran cosa, salvo por el hecho de que toda biografía alberga una gran historia, pero consigue que el lector se sienta parte por un tiempo del microcosmos que conforma la novela. Este libro me hizo ver en perspectiva a los dos anteriormente mencionados - y a algunos cuantos más - y darme cuenta de la importancia de escribir bien, realmente bien (reitero que no hay una sola forma).

     En todos estos años en los que llevo peleándome con los trabajos de escribir, a lo que siempre he aspirado es a componer páginas perfectas, minuciosamente escritas, encontrando la novedad allí donde pueda y mi capacidad me lo permitiese. Como soy algo vago para las correcciones, pocas veces he dado con la tecla, pero sí puedo enorgullecerme de algún texto casi sin fallos. Dios no me concedió el don de pergeñar argumentos que de por sí agarren al lector, por lo que me he empeñado en la búsqueda permanente de la belleza en todas sus formas. Esto, y mi mencionada formación como filólogo, me hace ser sumamente exigente con el uso que los autores hacen de la palabra escrita. Si cuentas bien, es casi indiferente lo que cuentas, creo yo. Esto bien lo sabían Torrente, Cela o Rulfo, por mencionar a unos cuantos "minuciosos". 

     Hay que buscar, en fin, la belleza, tanto en lo bonito como en lo feo, tanto en lo clásico como en lo radicalmente innovador. Aún diría más, no tanto la belleza como la perfección.