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viernes, 23 de noviembre de 2018

PIEL DE AMANECER

Piel de amanecer,
azulada incertidumbre
¿Qué hago con los miedos nuevos?
¿Qué con el horizonte de niebla,
la invertebrada inconsistencia del presente?
Tosco ropaje de olvido y silencio
que visten mis pasos,
temerosos del camino.
Ante tal respirar de incertezas,
en los pulmones
me tiembla el aire.

martes, 30 de octubre de 2018

LA MALDITA BROMA FOSTER WALLACE

     Este año se cumplen diez de la muerte de David Foster Wallace (1962-2008), aunque aquí no voy a hacer una elegía ni un panegírico. El otro día leí en Librotea, la página sobre libros menos apreciable que conozco, una lista de obras que nadie ha conseguido terminar de leer, en la que incluían, por supuesto, el Ulises de Joyce (algún día, James, algún día) y La broma infinita, del escritor que da título a la entrada que estás leyendo ahora. Es, casualmente, el libro que en estos momentos estoy intentando terminar. Concretamente, estoy en la página 582 de las 1208 que tiene, no vamos mal, pero voy entendiendo lo de infinita.
     He reflexionado en este blog más veces sobre los libros que te exigen, las novelas que te agarran por la solapa como si te dijesen, con mirada arrogante "no pienses que va a ser fácil"; aquellos de los que uno sale con la sensación de que es mejor lector, o escritor o persona o algo, pero desde luego no el mismo incauto que lo abrió por la primera página. Encuadraría en esta categoría La saga/fuga de J. B. de Torrente Ballester o Terra nostra de Carlos Fuentes, que comparten con la obra de Wallace la apariencia de querer encerrar toda la literatura en sus páginas. La ambición literaria, que no pecuniaria, hace de los grandes escritores tipos peligrosos para el orden de tu cerebro y las convenciones de los géneros. En el libro que estamos tratando, que a través de notas y más notas disgrega la narración y quiebra incluso la credibilidad del narrador onmisciente, hay que entrar cogiendo aire, con ganas de encontrar un argumento que tal vez exista y te ayude a componer el rompecabezas que el escritor nos propone. Es, además, una obra que se multiplica en infinitos contenidos; me recuerda, en cierto modo, a La vida, manual de instrucciones,  de Perec, aunque sin la excesiva profusión de narraciones que éste alberga.
     En una entrevista que en El País hicieron a Foster Wallace hace años, decía que no entendía que la gente lo considerase un libro divertido, pues él quería mostrar la tristeza del capitalismo. Es una sátira sin piedad alguna, ante la que no puedes evitar que se te escape por momentos una sonrisa malvada, incluso reírte. Está, además, fantásticamente escrita, dentro de lo que la traducción me deja intuir. Toda esta combinación de ambición literaria, mensaje ideológico y estilo la convierten en una novela única, un combate en toda regla con un texto profundo y complejo, que te puede dejar sin respiración.
    Si alguien quiere entrar en la obra de David Foster Wallace de una forma menos comprometedora le recomiendo que empiece por La escoba del sistema. Un libro tan desconcertante como entretenido, en el que ya podemos encontrarnos con su peculiar universo. Tendrás ganas de más, puedo asegurarlo.
     David Foster Wallace se suicidó en 2008, dejando una obra que lo sitúa a la altura de los grandes narradores norteamericanos del siglo XX. Yo sigo aquí, avanzando tortuosamente a través de su Broma. Cuando la haya terminado veré si tengo algo más que decir sobre ella, o más bien, porque de ello estoy seguro, si estoy a la altura para expresarlo.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

ESTO QUE FUE...

ESTO QUE FUE...

Esto que fue tu cuerpo en la mañana
con su temblor inmenso;
esto que fue la piel,
la rendición brillante de las formas,
la conmoción del todo.
Esto que fue el más íntimo momento
en que el verbo mismo se hizo carne,
se construyeron mundos 
y se rompió el silencio.
Esto que fue tan bíblico y profano,
pecaminoso y puro. 
Esto es ahora el único sentido,
definición perfecta,
el nombre último
que nos ubica, ciertos, inequívocos,
en nuestro propio génesis
de lo que siempre somos.

martes, 14 de agosto de 2018

A VECES ESCRIBO SONETOS...

Con el sol que se cuela en la ventana
y el abrazo que siento todavía
de tu piel asomándose a la mía
tu calor y el lugar de donde mana;

con la vida común, sonrisa sana
que componen la letra y melodía
de rutinas amables cada día,
de la cosa importante y la más vana,

yo compongo la fórmula secreta
y redacto instrucciones, ingredientes.
Deliciosa y tan única receta

que me sirve de ruta y no de meta.
El camino es estar siempre pendientes
excavar el amor, hallar la veta

viernes, 8 de junio de 2018

Y QUÉ ME QUEDA

¿Y qué me queda?
Transitar por los caminos ajenos
durante largos años,
una palabra tras otra;
buscando hallar mi propio paso,
la forma de mis andares
que pueda llamar en verdad míos-
Soy así un palimpsesto 
de carne y papel.
Y en esta ruta
en la que ni siquiera Google tiene mapas
quizás llegue un momento
en el que,
mirando atrás,
pueda encontrar mis propias huellas.

lunes, 28 de mayo de 2018

NOCTURNO

NOCTURNO

Al final del día
cuando el silencio ahoga la palabra misma
busco
me busco
en esta oscuridad del sonido
y casi puedo oír los gritos del mundo
en la noche
los de las calles
edificios
árboles
y mobiliario urbano

Era el silencio y la calma
lo que buscaba
el arrullo de las aceras vacías
el paisaje dormido
y es esta rabia clamante
lo que hallo
en las que escucho hasta el crujir
de las articulaciones del tiempo

Maldito sea
pues 
mi oído de poeta
que no descansa
y sobre todo
no me deja descansar a mí

miércoles, 23 de mayo de 2018

ANTE EL ÚLTIMO ADIÓS DE PHILIP ROTH

     No soy muy aficionado a escribir obituarios en esta página, pero el hecho de que la primera noticia que leí hoy al entrar en las páginas de prensa fuese la muerte de Roth me ha estremecido los huesos literarios. Ya se había marchado literariamente hace unos años, cuando decidió que ya había "hecho lo que podía con lo que tenía" en cuanto a la escritura. Llevaba años dedicándose a la lectura y a cuidar su jardín, que de por sí no es mala vida si tienes ochenta y cinco años como él tenía. Un ejemplo de honestidad literaria, así lo interpreté y lo dejé escrito en este blog, creo, en su momento. Sin embargo, ahora se ha muerto. Su corazón decidió no latir más esta madrugada. Con su edad se puede ser joven o viejo, según nos trate la vida. Ya era viejo en sus entrevistas de hace años, pero quiero pensar que era realmente un niño inventando cosas, como creo que son la mayoría de los escritores.
     El caso es que se ha muerto y el mundo ha perdido una mente lúcida, creativa aunque se hubiese jubilado, humana a la par que algo gruñona. Los diccionarios de inglés están de luto; la gran novela norteamericana, género del que él fue el máximo exponente en el último siglo, también. Sé que me queda mucho por leer de Philip Roth, que tardaré años en abarcar su extensísima obra, pero eso no me exime de una pena literaria, como eterno aspirante a novelista que soy. Ha dejado obras inmensas como Pastoral americana, La mancha humana, o La conjura contra América. Ha sabido diseccionar - esto lo dicen todos los artículos que sobre él se publican hoy - la sociedad americana de su tiempo a la perfección. Es algo importante, porque no hay sociedad que más nos influya en nuestro devenir que la americana; es lo que tiene vivir a la sombra del imperio. 
     Me encontré con él, literariamente hablando, en una entrevista en prensa. Me gustó lo que respondía y cómo lo hacía, así que decidí atacar su obra a lo grande, con la mencionada Pastoral americana, novela extensa e intensa sobre la culpa. Un libro, al fin y al cabo, que fue capaz de dejarme sin respiración; un verdadero puñetazo en la mandíbula. Ahí empezó el enamoramiento, porque uno se enamora de escritores, es cierto, y se pone a leer todo lo que cae en sus manos hasta que se cruza un amor diferente; también me pasó con Paul Auster, lo confieso. Reconozco que ahora lo tenía un tanto abandonado, centrado como estoy en otras regiones literarias, pero nunca dejó de estar ahí, como una presencia imprescindible, como esos grandes amores de la adolescencia. Tras la Pastoral llegaron Me casé con un comunista y las obras anteriormente mencionadas, y con cada una viví una experiencia irrepetible. Roth tenía algo que sólo poseen los grandes de verdad: la capacidad de mostrarte el alma humana en su profundidad hasta en las historias más sencillas. 
     El mejor luto en cuanto a la muerte de un escritor es, en resumen, leerlo, así que yo recomendaría empezar por lo más sencillo, al menos de lo que he leído: La mancha humana, y a partir de ahí volcarse a lo loco en cualquiera de sus inmensas novelas. Roth descansa al fin, pero los que amamos de verdad leer nunca nos cansaremos de él, porque fue un gran combatiente de la palabra, alguien que luchó y ganó muchas batallas con la narración y su género más representativo: la novela. Representa, a mi juicio, una manera de hacer las cosas, y como tal lo respeto y lo admiro. 
Yo también escribí el mejor adiós que pude con lo que tengo, Philip.

miércoles, 9 de mayo de 2018

TÚ NACISTE


TÚ NACISTE
(Poema para el día de tu cumpleaños)

Ten cuidado al abrir este poema,
pues contiene confeti, muchos globos
y también la tarjeta de regalo;
estos versos esperan
a llevarte a la cama el desayuno
y les puedes quitar
el papel de colores.

Tú naciste en un día como este,
yo llevaba aquí un tiempo, y sin saberlo
emprendimos caminos diferentes.
En un cruce, ya ves, nos encontramos
y pudimos así continuar juntos.
Comprendimos
que esta vida no tiene gps
y que brillan los mapas por su ausencia
pero somos más fuertes de la mano.

Es así que celebro
con las manos repletas de confeti,
con los globos flotando por la estrofa,
que hubo un día en que diste el primer paso
sin el cual este día,
hoy,
no tendría poemas como este
al que puedes quitarle
el papel de colores.

domingo, 6 de mayo de 2018

Al final del paisaje...

Al final del paisaje
enredaderas de niebla trepan los montes
vistiéndolos con estilo espectral.
En la calle
abrigos y paraguas se llenan con viandantes
y por unos días
se ha truncado la primavera,
que llegaba con olor a salitre.
Es como si la luz
se hubiese vuelto tímida de pronto.
Este gris repentino, a traición,
me devuelve el corazón al invierno,
amarrándome a la cama
cuando suena el despertador,
citándome con la desgana y el cansancio,
y compunge el cuaderno
de los versos cotidianos.
Así que hoy me siento a esperar
que cambie el tiempo
y que, por fin,
se derrita la tristeza.

miércoles, 4 de abril de 2018

DE LAS COSAS DEL LEER: LA LITERATURA COMO DIÁLOGO

Siempre que compro libros lo hago pensando en escribir, y al mismo tiempo siempre que escribo lo hago con mis lecturas bien presentes, como si fuesen las baterías con las que hago caminar el motor de la creación. Hasta ahora todo tan claro, tan tópico como que la creación literaria es una continua prolongación de lo que hay, de lo que se ha leído. Escribo esto mientras miro mi estantería llena de libros y otros tantos ejemplares me gritan desde las cajas de la mudanza que me compre de una vez una estantería. Me gusta imaginar a los libros dialogando unos con otros, contándose sus secretos, como si compartiesen recetas de cocina. El concepto de originalidad es tardío, propio del Romanticismo, período en el que, me temo, todavía vivimos, dentro de una pátina de postmodernidad que queda muy cuca. En el medievo los autores se imitaban unos a otros sin pudor y no pasaba nada.
Borges presumía más de ser un gran lector que un gran escritor, aunque yo creo que esto último lo sabía. Uno puede rastrear la tradición en las obras de los buenos escritores, incluso en la de los que hacen saltar en pedazos el sistema literario de una patada. Para lograr la ruptura tiene uno que haberse encontrado con algo que romper. Además, como juego esdivertido, para qué negarlo. Así, ahí continúan mis libros hablando unos con otros: García Márquez hablando con Faulkner, Borges con todos, incluso con algunos que ni existen, los heterónimos de Pessoa hablan entre ellos y al mismo tiempo con toda la tradición poética occidental mientras montan en el tranvía veintiocho. Quevedo, mientras, discute con Góngolra y ambos hablan con Garcilaso y Boscán. Detrás de cada escritor hay, en fin, un niño que leía mucho.
En 2016, en Argentina, condenaron a un profesor universitario, Pablo Katchadjian, por publicar una versión de El Aleph con un añadido de 5600 palabras a la que tituló El Aleph engordado; en 2011, María Kodama forzó a retitar de las librerías El hacedor (de Borges) Remake, de Agustín Fernández Mallo. Parece ser que con Borges no se puede dialogar, o lo que me parece más obvio, con María Kodama, su sempiterna heredera. Me encantaría haber conocido la opinión del genio argentino sobre algo que él mismo había hecho tantas veces. Es mejor versionar los clásicos, que nunca se quejan, como a Homero en el caso de Ulises o la mitología nórdica en Tolkien. 
Yo, por mi parte, saqueo textos para crear los míos, porque para eso me he metido en esta rueda. Uno de mis pasatiempos favoritos cuando leo, y el de los profesores de literatura, es encontrar las referencias que hay en las obra literarias. Es algo así como analizar la química de la literatura, la materia prima con la que se construye su arquitectura. Porque contamos la vida, sí, pero lo hacemos a través de un relato que otros han empezado, como si tecleásemos lo que la tradición nos susurra al oído con nuestra propia voz, si algún día la encontramos.

lunes, 5 de marzo de 2018

¿QUÉ ME PONGO?

¿Qué me pongo?
Un desnudo
¿Me queda bien?
Sí, me encanta
cómo se ciñe a tus maneras,
a tus gestos,
a nuestra hermosa
 cotidianeidad;
sirve para gala y diario
y en verano
cuando lo baña el sol,
brilla con una luz
que hormiguea hasta las yemas de los dedos
si la rozas.
Ponte un desnudo;
siempre es una buena ocasión para lucirlo.

jueves, 22 de febrero de 2018

NO SE PUEDE DECIR

No se puede decir,
por si acaso.
No, no se puede,
está prohibido.
No se puede decir
porque es terrorismo
y las canciones las carga el diablo.
No se puede decir,
porque alguien
que no entiende de misericordia
cree que Dios se ofende.
No se puede decir,
conlleva peligro,
es arriesgado,
se oye mucho y se escucha poco.
Así que cállate
y no hables,
no escribas en Internet,
no caigas en sus redes.
Cuida tu opinión,
piensa que la moral
es un arma cargada de denuncias,
o mejor no pienses,
o hazlo en silencio...
o yo qué sé,
estoy confuso.
No sé si ceñirme
a las leyes de la métrica
o al código penal,
sólo sé que lo que sé,
lo que pienso, 
no se puede decir.

jueves, 8 de febrero de 2018

HACIENDO CUENTAS

HACIENDO CUENTAS

Ahora que nos dividimos el alquiler
y los turnos de limpieza,
que tendemos
la ropa interior del otro,
que acoges sobre tus rodillas 
el cansancio del trabajo,
el lamento de la semana...
Ahora
eres más que nunca mi lujuria,
mi alimento,
mi verdad,
la transcripción a limpio de los sueños.

Dices que hay que comprar fruta
y te imagino desnuda,
deseo tensar tu cuerpo de deseo
o simplemente
anidar en tu cariño.
Al tiempo que cargo con las bolsas
se recargan
las baterías de mi sonrisa.
Porque eres tú
y soy yo.
Somos nosotros...
y con los gastos del presente
estamos comprando el futuro,
ese que anhelábamos
sin siquiera
saberlo del todo.

lunes, 5 de febrero de 2018

EL ENÉSIMO REGRESO

Bueno, por fin. Una vez del todo asentado en mi nueva casa, y ya con Internet instalado, puedo volver a este blog que tenía tan abandonado. No quiero que sea una más de esas bitácoras que poco a poco se van abandonando. Así que emprendo mi enésima resurrección, con promesa de mayor regularidad incluida. No publico nada desde noviembre porque ha sido una temporada de muchos cambios, pero lo que sigue ahí - siempre - son las palabras. Muchas veces, como en estos tiempos, hay que cavar como un minero para sacar unas pocas. En otros tiempos son como el manantial que sale incontrolable. Ciertamente envidio a los escritores prolijos, de cuya mano salen páginas y páginas, los que tienen un método para crear continuamente. Yo sólo me entiendo a mí mismo escribiendo, y sin embargo sólo de vez en cuando encuentro el oro de la inspiración , y no sin largo esfuerzo.
Camilo José Cela decía que si escribes una página al día te encontrabas una novela a final de año. Contaba que se sentaba delante del papel hasta que saliese algo, y que si no salía nada se castigaba y seguía sentado hasta escribir. No imagino la de horas que Stephen King se ha pasado delante de la pantalla de su ordenador, tecleando. Bukowsky trabajaba a destajo en el oficio de escribir. Luego hay gente como Juan Rulfo, que escribió un poquito pero lo trabajó mucho. Yo todavía estoy buscando qué clase de escritor soy. Aunque creo que me encuentro entre los perezosos.
Sin embargo ahí sigo, caminando tras un sueño, sin detenerme nunca del todo por despacio que vaya. Porque un día con ocho años decidí que iba a ser escritor. Y, a pesar de las duras condiciones de mi vida laboral y mi recién adquirida condición de opositor, que no me dejan mucho tiempo para escribir, sé que en algún momento encontraré la paz necesaria, el tiempo, la inspiración. Porque los sueños que tienes de niño son los que te ayudan a saber quién eres realmente.
Así que sí, estoy de vuelta.