visitas

martes, 30 de diciembre de 2014

LA AMBICIÓN DE LA EXCELENCIA

El miedo de Ivanov era de ínole literaria. Es decir, su miedo era el miedo que sufren la mayor parte de ciudadanos que un buen (o mal) día deciden convertir el ejercicio de las letras y, sobre todo, el ejercicio de la ficción en parte integrante de sus vidas. Miedo a ser malos. También, miedo a no ser reconocidos. Pero, sobre todo, miedo a ser malos. Miedo a que sus esfuerzos y afanes caigan en el olvido. Miedo a la pisada que no deja huella. Miedo a los elementos del azar y de la naturaleza que borran las huellas poco profundasl Miedo a cenar solos y a que nadie repare en tu presenciua. Miedo a no ser apreciados. Miedo al fracaso y al ridículo. Pero sobre todo miedo a ser malos. Miedo a habitar, para siempre jamás, en el infierno de los malos escritores.

Roberto Bolaño, 2666.

Valga decir, aunque creo que esto ya lo he puntualizado alguna vez, que el arte y el mercado del arte van por separado, y la literatura no es una excepción. Es decir, que no está necesariamente relacionado el éxito con escribir bien. Sin embargo, la escritura es un juego de emisor y receptor, de escritor y lector. El problema está en que, además de querer que nos lean, tenemos la cabeza llena de referentes canónicos, de listones muy altos. Queremos ser buenos escritores y que nos consideren buenos escritores. A veces uno se conforma con contar una historia accesible, que llegue al lector rápidamente y que nos facilite seguidores y dinero. Pero la ambición literaria, la verdaderamente literaria, consiste en ser muy bueno. Decía Stephen King que le gustaría ser Roth o DeLillo, pero que tenía que asumir con honestidad sus limitaciones.
Borges dijo alguna vez que cambiaría toda su obra por una página perfecta, que perdurase a través de los tiempos y los gustos literarios. Este afán por la excelencia nos mueve a arriesgar, a pelearnos con nuestra capacidad creativa y estilística en busca siempre de una palabra más exacta, una metáfora más audaz o una descripción más acertada. Bien es cierto que en el riesgo está la posibilidad de error, pero como en todo juego se gana o se pierde.

De ahí nace el miedo que cuenta Bolaño en su excelsa novela, el pánico a la propia incapacidad, a que el resultado de tantas horas de trabajo no sólo no sea el que uno esperaba, sino que sirva además como evidencia de que estamos destinados a ese infierno que menciona, ese averno del olvido literario por demás justificado. Un sentimiento que nos lleva, a veces, a convertir las obras pendientes en futuribles - destinadas a un momento en que tengamos la capacidad de llevarlas a cabo - porque sabemos que en nuestra cabeza siempre son mejores que el resultado final. Decía en un poema (me azora un poco citarme a mí mismo, pero ahí va) que sin velas desplegandas nunca habrá viaje, y es cierto. Hay que atender lo justo al ego literario y confiar en lo que uno tiene dentro. Decía Bukosky que si piensas que no estás preparado hay que beber más cerveza. Lo que hace falta es arrojo y autocrítica, e incluso no tomarse demasiado en serio. Porque después de todo lo que hay que hacer si te consideras escritor es escribir. De ahí sale todo lo bueno y todo lo malo.

El éxito... bueno, eso es aparte.

domingo, 14 de diciembre de 2014

UNA MORDAZA PARA AHOGAR LOS GRITOS

En 1989 el Ayatolá Homeini emitió una fatwa incitando a la ejecución de Salman Rushdie a raíz de afirmar en su libro Versos satánicos que ya no creía en el islam. Vivió protegido por la policía escondido y con miedo durante años. Entre 1564 y 1966 la iglesia católica mantuvo el Index librorum prohibitorum, catalogando los libros que consideraban perniciosos. El Lazarillo de Tormes fue censurado inmediatamente en cuanto se publicó. El Marqués de Sade dio con sus huesos en la carcel por la inmoralidad de sus obras. Miguel Hernández dio con sus huesos en la cárcel y allí murió, sabiendo que su familia pasaba hambre y que el país que tanto amaba verso a verso se había convertido en un páramo de represión y muerte, de sacristía y siniestra arbitrariedad. Lorca fue fusilado por poeta rojo y homosexual. En Etiopía Hamlet está prohibido por motivos que no se conocen, Ulises fue prohibido por obsceno, Boris Vian tuvo que pagar cien mil francos de su época por "ultraje a las buenas costumbres" por la serie de novelas escritas a partir de Escupiré sobre vuestras tumbas...
Las palabras nunca han estado bien vistas por el poder, y mucho menos las que lo critican. El pensamiento crítico, la protesta... todo son elementos incómodos a los que hay que poner coto por el bien de un pueblo que debe estar tutelado porque es un niño pequeño, alguien al que hay que educar para asegurarse de que piense adecuadamente. Hablar, levantar la voz, quejarse, incitar a un modo diferente de ver el mundo, describir el sexo como es, como existe, con la humedad e intimidad que lo caracteriza, todo eso es horrible, por Dios, no vaya a ser que nos escandalicemos, que nos sangren los ojos. Eso sí, en horario infantil muere un montón de gente en todas las televisiones del mundo, porque la muerte es buena mientras no se vean tetas.
Cuando se publicó Trópico de cáncer incluía una anotación en la que se especificaba la prohibición de importarla en Estados Unidos y el Reino Unido por su contenido sexual y erótico. En Líbanos El código Da Vinci fue prohibido ante las protestas de la comunidad cristiana local. En septiembre de este año el gobierno chino detuvo al escritor Tie Lu por "provocar problemas" con sus críticas a la corrupción de algunos cargos públicos de su país...
El caso es parar toda disidencia. Por este mismo motivo el gobierno español acaba de aprobar la llamada "ley mordaza", limitando las libertades civiles de manifestación y expresión, retrocediendo años en democracia, coartando al pueblo, que no podrá quejarse de la misma porque se aprovechan de que somos pobres para imponer multas brutales. No la voy a explicar aquí, ni voy a extenderme en mi indignación porque, después de todo, este es un blog sobre literatura.

 

viernes, 28 de noviembre de 2014

LITERATURA Y CINE, ADAPTACIONES VARIAS (I)

El cine y la literatura, de una forma u otra, siempre han estado ligados. Yo siempre he sido contrario a las comparaciones que se hacen entre un formato y otro, pues los considero lenguajes distintos, pero cualquier adaptación al cine de una obra literaria siempre requiere un mínimo de dignidad. Quiero decir que la película ha de ser buena, a veces es incluso mejor que el libro. Dejo bien claro que éste no es un estudio detallado de las mejores adaptaciones, sino una lista de libros y películas que, casualmente, como todo lo que me llega a las manos, he leído y visto con resultados satisfactorios o no. Me resisto a establecer cánones porque soy, en cierta forma, bastante indocumentado. Con esta entrada pretendo compenzar un serial que iré publicando, como está mandado, de forma irregular. Así que ahí va este listado:

- No es país para viejos:

Novela: Cormac McCarthy, 2005.
Película: Hermanos Coen, 2007.

Leí este libro antes de conocer la intención de los hermanos Coen de llevarla al cine. La sequedad verbal de McCarthy, su violencia de frontera, sus inolvidables personajes (en especial el temible asesino Chigurh)... todo en este libro lo convierte en una obra de referencia. Realmente pasé muy buenos ratos leyéndolo. Cuando me enteré de Joel y Ethan Coen serían los encargados de llevarla a la gran pantalla no pude más que alegrarme. En la adaptación está toda la violencia sin sentido, la ambición y un inconmensurable Bardén en el papel de Chigurh, que tuvo tanto calado que hasta fue parodiado por Los Simpson. Sí señor, este es un buen ejemplo para comenzar la lista.

- Parque jurásico:

Novela: Michael Crichton, 1990.
Película: Steven Spielberg, 1993.

Vaya por delante que soy un fan casi incondicional de la manera de hacer las cosas de Spielberg, el director que se ha encargado durante años de llevar nuestros sueños a la pantalla. Esta adaptación es un caso especial: nos encontramos ante un libro con hechuras de best-seller, de redacción tosca y bastante farragoso. Un libro regularcillo, al fin y al cabo, pero con un argumento fascinante. Sin embargo, la película es un ejemplo de cine comercial bien hecho. Los dinosaurios parecen estar vivos en la pantalla y la historia es divertida y da miedo. Me encantó Parque jurásico desde que la fui a ver al cine y sufrí una pequeña decepción literaria con la novela que lo inspiró. Spielberg nos proporciona una gran sesión palomitera, con enjundia, altamente recomendable. No creo, como ya dije, en este tipo de comparaciones, pero recomiendo prescindir de la lectura y disfrutar del cine.

-Blade Runner:

Novela: ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, Philip K. Dick, 1968.
Película: Blade Runner, Ridley Scott, 1982.

Estamos ante un ejemplo de cómo una película acaba fagocitando al libro que la precede. Los que se decidan a adentrarse en ambas obras se encontrarán con dos experiencias distintas, ambas inquietantes y plenas de fascinación. Ciencia ficción de primera, eso sí. En la entrada de la Wikipedia (que consulto para ver fechas y demás) relativa a la novela hay un apartado en el que se mencionan todas las diferencias entre película y novela. La obra de Dick es un inquietante relato postapocalíptico en el que la tierra se ha vuelto un lugar casi inhóspito y se publicita la emigración a otros planetas. Blade Runner transcurre en una megalópolis inmensa en la que, como en Galicia, nunca para de llover. Son relatos esencialmente parecidos y a la vez muy diferentes... y ambos recomendables. Inolvidable el discurso final del replicante Roy Batty, fantásticamente interpretado por Rute Hauer, que reescribió el soliloquio a su medida:

Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos-C brillar en las puertas de Thanhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo... como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.

-El señor de los anillos:
Novela: J. R. R. Tolkien, 1954.
Película: Peter Jackson, 2001, 2002, 2003

Una legión de frikis y amantes de la fantasía medieval esperaban esta película como agua de mayo. La obra maestra de la fantasía épica escrita por Tolkien y convertida en fenómeno de masas popularizó la Tierra Media como nunca antes había sucedido con algún otro territorio mítico. Enfrentamiento entre el bien y el mal, crisol de razas y seres fantásticos y un ritmo que engancha desde el principio son los ingredientes de este libro redondo, incontestable, en el que el autor inglés nacido en Sudáfrica se adentraba en su propia mitólogía a partir de sus particulares juegos filológicos (empezó con la creación de un idioma: el élfico). Un libro que cambió mi adolescencia. Ya existía una adaptación animada estrenada en 1978 de mano de Ralph Bakshi, pero solamente abarcaba una parte de la historia, con resultados irregulares aunque atractivos. Sin embargo Peter Jackson asumió el reto de contentar a un ejército de fanáticos que no aceptarían el más mínimo fallo. El resultado no podía ser mejor, la Tierra Media se despliega ante nuestros ojos, la trilogía admite mil revisiones... no hay queja, no, y además te mantiene tenso de principio a fin. Gracias Peter.

-El almuerzo desnudo:

Novela: William S. Burroughs, 1959.
Película: David Cronenberg, 1991.

Esto sí era un reto: plasmar la mezcla de psicodelia y escritura automática que Burroughs pergeñó en Tánger mientras consumía drogas y escribía sin parar. Un libro inclasificable, cuyos capítulos casi inconexos podían ser leídos en cualquier orden. Paradigma de la generación Beat junto con En la carretera, de Jack Kerouak. Tal vez Cronenberg, con su afición por la casquería y los elementos repulsivos, fuese el director perfecto. El resultado es una película extraña, inquietante, que mezcla el proceso de escritura con el libro mismo. Da bastante miedito, la verdad, pero te sumerge en el mundo de Burroughs y te hace creer que vives en la Interzona. Para mí es un ejemplo de adaptación arriesgada... y le resultó.

Por ahora está bien. No son muchas, pero es un comienzo. A los que no se hayan adentrado en estas obras les ofrezco la oportunidad de horas de diversión.
 



 

miércoles, 26 de noviembre de 2014

HA CAMBIADO LA CONFIGURACIÓN DE LOS COMENTARIOS

Queridos seguidores de este blog. Superando mi ineptitud en relación a las redes sociales he cambiado la configuración de los comentarios. De ahora en adelante se podrán publicar comentarios de forma anónima, sí, sin registrarse ni nada. A ver si así los lectores se animan a comentar las diversas entradas, que a veces parece no haber nadie al otro lado. Ánimo, no seais tímidos.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

ESE UNIVERSO PROPIO

Hace tiempo que no reflexiono aquí en este blog, y me ha dado por pensar en este íntimo universo que uno se va creando cuando escribe. A base de palabras, ya sea en poemas, relatos o novelas, poco a poco vamos conformando nuestra particular cosmogonía. Hay fantasmas en la mente de todos, y los escritores los encapsulamos, los cuardamos en cajones hasta que afloran, muchas veces sin que nos demos cuenta, en ese solar de la conciencia que es el folio.
Nuestros pequeños mundos se construyen peleándose con las frases, dejando que todos los yo de nuestro yo aporten cada uno su grano de arena. Es esa la arquitectura de los textos, un combate constante por encontrar todo aquello que ni siquiera sabemos que buscamos, un viaje hacia dentro de nosotros mismos en el que a veces, sólo a veces, conseguimos poner una nueva piedra en la indefinida estructura que vamos conformando.
Y por ese mundo circulan espacios y personajes a los que con frecuencia regresamos, camuflándolos de formas distintas para aportar riqueza. Cada texto que escribimos es como un fragmento que se añade y acrecenta. Supongo que a más escritores que yo nos gustaría que cada nuevo texto fuese algo distinto, único, poblando de variedad las páginas que damos al mundo. Sin embargo la escritura es una actividad íntimamente ligada a nosotros mismos, a nuestro mundo interior, porque después de todo nuestra convivencia con la realidad se forja a través de palabras. Así, cada párrafo es una pieza de un puzzle del que se nos perdió la foto de referencia en algún momento; no tenemos más que una imagen difusa de lo que buscamos y que, tal vez, nunca lleguemos a encontrar, puede que ni nos importe.
Es por eso, supongo, que abundan los territorios míticos en el corpus literario de tantos autores, como el Yoknapatawpha de Faulkner, el Macondo de Márquez, la Santa María de Onetti y demás entornos ficticios. Esto es una forma de situar en un espacio el torrente verbal y arriesgarse a domarlo. En los universos literarios las cosas funcionan como el autor quiere y esto facilita las cosas. A veces, sin embargo, la ficción se ubica en entornos reales, como el Newark de Philip Roth o el Maine de Stephen King, con lo que el relato crece con pequeñas transformaciones de ese sitio que cualquier vecino conoce, haciéndolo más familiar.
Escribir es, al fin y al cabo, desarrollar la propia intimidad y exponerla al mundo, a veces con los disfraces necesarios para que no se apodere de uno la sensación de desnudez, de indefensión, porque cada palabra está ligada a nosotros, al pequeño dolor de alma que impulsa a sentarse frente a un teclado con la soledad por compañía. 

miércoles, 15 de octubre de 2014

YO NO ESPERABA NADA

Todas as cartas de amor sâo
ridículas.
Nâo serian cartas de amor se nâo fossem
ridículas

Álvaro de Campos


YO NO ESPERABA NADA

Yo no esperaba nada,
o sí:
un poco de calor para pasar la noche,
un atenuante a las condenas del invierno,
y seguí afirmando que necesitaba
una quemadura en la retina
para apresarme
en el calor de unos brazos
y una vida compartida.
Pero ha ido pasando el tiempo
y ahora,
que he aprendido el idioma de tu cuerpo,
convirtiéndome en intérprete de cada gesto,
de cada estremecimento furtivo,
son las cosas otra cosa
y busco palabras en los rincones
con las que adornar esta
nuestra nueva existencia.
Porque un poema de amor es algo serio,
es un desnudo integral, tembloroso,
en el que uno intenta
limar lo exaltado,
podar esos brotes empalagosos
de relajada cursilería,
y anunque Álvaro de Campos dijese
que sólo las criaturas ridículas
dejaron de escribir cartas de amor ridículas,
sé que te mereces la precisión
de un chip de silicio
en cada sílaba.
Y es cierto que se trata
de un sentimiento que de por sí
es excesivo,
con tendencia a inundar las estrofas
de metáforas,
pero a mí me gusta más
esa cosmogonía de pequeñas cosas
con la que se construyen las sonrisas,
este rozar delicadamente la vida
con las yemas de los dedos,
como si tuviese miedo de romperla.
Por lo tanto
Puedo decir que últimamente
soy menos sensible a las canciones tristes
y no siento tanto miedo
ante el avance del calendario,
que soy un poco como el zorro
de El Principito,
contando las horas como esperas,
y que ya no asocio la libido
a la angustia;
puedo afirmar que crezco
al ritmo que crecemos,
sin embargo
nada de esto es del todo exacto,
porque hay realidades
que no son descriptibles
o cuantificables,
que superan lo infinito del lenguaje.




lunes, 13 de octubre de 2014

SALA DE ESPERA

Esta sala de espera sin esperanza
Joaquín Sabina
SALA DE ESPERA

En el INEM
no hay cursos de cómo dar abrazos,
así,
en la sala de espera
todo el mundo se abraza
a sus teléfonos móviles,
sudando una atroz desesperanza,
sin hablar los unos con los otros.
Yo he visto el gris
de los sueños infructuosos
tiñéndolo todo,
la tinta que rellena
impresos inútiles.
¿No estarán en ese ordenador
registradas
todas las mañanas en las que me levanto
con el peso de la vida en las piernas,
el currículum de búsquedas frustrantes
y miradas condescendientes?
En esa base de datos
de los proyectos olvidados
no guardan las horas
desgastando las aceras,
acumulando temor al futuro
y un presente
en el que te tiembla el alma.
Y seguimos en este silencio triste,
adorando pantallas
que llenen de ruido visual
nuestras vidas,
esperando que anuncien nuestro turno
para cualquier trámite,
compartiendo sin compartir
un tiempo perdido.



lunes, 15 de septiembre de 2014

EL JODIDO POZO DEL BLOQUEO

Uno quiere escribir, de verdad que quiere sentarse horas y horas delante del ordenador, pero a veces, por mucho que lo hagas, si no tienes la mente clara te enfrentas a un vacío que da mucho miedo. El momento delante de la hoja en blanco, ahora pantalla, es la personificación del vértigo, es el uno contra uno - utilizando un símil futbolístico - del escritor. No hablo de lo difícil de la primera línea cuando uno tiene algo que contar, sino de ese período en blanco que todo el que escribe pasa alguna vez.
Y te planteas que deberías tener un horario, que estaría bien ser disciplinado y que la inspiración te tiene que pillar trabajando. Todo esto es cierto, pero la literatura no es una ciencia exacta, y su creación menos. En la pelea uno siempre sale perdiendo, y sólo de vez en cuando encuentra una momentánea victoria. Últimamente me cuesta más, no sé si es porque hay cosas que ocupan mi mente o porque no me centro; así que escribo esta entrada para "soltar la mano" y, ya que siempre reflexiono sobre el hecho de escribir, hablar del no hacerlo, del menos uno.
Nadie se puede quejar de lo duro que es escribir, decía Monterroso, porque es algo que uno elige hacer. Yo estoy de acuerdo, pero cuando tienes el cuerpo lleno de palabras hasta el punto de hacerte sentir incómodo, la incapacidad de fijarlas, de darle forma a esta saturación del idioma, te hace acumular frustración.
Cuando le preguntaron a Juan Rulfo por qué había dejado de escribir, respondió "se me murió mi tío Melitón, que me lo platicaba todo", una forma más de decir que se había quedado sin historias. A veces pasa, otras se pone de manifiesto que para escribir hay que centrarse. La calma es necesaria, y sin ella no es fácil hilvanar el sentimiento y la narratividad. La escritura es enemiga del ruido.
El bloqueo es un pozo, un lugar inmaterial del que cuesta salir, es como deshaucio del lenguaje. Yo no creo en las musas, ni casi en la inspiración, creo más bien en momentos en los que tu mente reacciona ante el deseo de escribir de forma ágil, a veces hasta pletórica. Sin embargo, cuando eso no ocurre hay un miedo agazapado a no ser ya capaz, a despertarse de un sueño en el que creíste ser escritor.

Pero bueno, hay que tener fe, las palabras volverán...


Manual para malditos, Entreversados

martes, 19 de agosto de 2014

NUNCA HE ESTADO EN NUEVA YORK

Este año el colectivo Cataclístics Dispersónics ha llevabo a cabo dos eventos cataclísticos. El primero tuvo lugar en el Festival de Poesía de la Mediterránea, en Palma de Mallorca. El segundo, en el festival de poesía PoéticoFestival 2014 poetas por km2 de Nueva York. Para este último pergeñé este gusano poético en la gran manzana, acorde con el lema de la convocatoria cataclística Un gusano en la gran manzana. Ahora, este poema pertenece también al repertorio de Entreversados:

Me comen los gusanos y tienen la rabia
pintada en un muro de Pontevedra

NUNCA HE ESTADO EN NUEVA YORK

(Gusano poético en la gran manzana)

Nunca he estado en Nueva York
ni en el llano de tu vientre,
ni en el calor de tu vello púbico
entre mis dedos,
ni en esa imagen tan aprendida
en las películas del imperio
de cómo hay que amarte,
de qué forma repartir cada beso,
la distancia recomendada
entre los puntos
de un mapa de saliva.
Mientras,
todo pecado
muerde la gran manzana

Nunca he estado en Nueva York,
mientras todo pecado
muerde la gran manzana,
yo miré al imperio
desde las mesas del Mcdonalds,
desde una eterna sitcom
de tópicos que asumimos
como nuestros.
No he retozado al sol
en la hierba de Central Park,
ni me he subido
a esa puta francesa
de noventa y tres metros
que, creo yo,
se siente hipócrita.

Nunca he estado en Nueva York,
que, creo yo,
se siente hipócrita
por ser un faro
con tantas sombras.
Pero pienso en Lorca
amando en esa ciudad tan lorcamente,
las estaciones de metro
las noches brindando con Budweiser
y chupitos de Jack Daniels,
en las alcantarillas echando humo
y los taxis amarillos…
los mil paisajes
que he visto en la televisión


Nunca estado en Nueva York,
los mil paisajes
que he visto en la televisión
son un pastiche a lo Baudrillard
de una ciudad que,
a efectos prácticos,
para mí no existe.
Así que filosofo
desde mi pequeño rincón del mundo
que no es foco
de la modernidad
sobre otras formas de viajar
que no son físicas
y pienso que,
sin estar,
sé que he estado en Nueva York


lunes, 21 de julio de 2014

LO FÁCIL QUE ES DIFUMINARSE

Me siento frente al ordenador con toda la intención de escribir, bien un relato, bien un artículo para este blog, bien el inicio de una novela que me consagre en el olimpo de las letras. Enciendo esta nueva imprescindible herramienta de todo escritor que se precie y... va: hay que mirar el correo electrónico, a ver quién se ha acordado de mí desde ayer (y pensar que de adolescente esperaba semanas por una carta). Ya de paso, la edición digital de El País, la del As también, porque gracias a la postmodernidad el fútbol ya no es incompatible con ser un intelectual. Seguidamente echo un vistazo al facebook, para perderme en la vanalidad más absoluta; me fumo un pitillo y ya sé, en el fondo, que caí en la red. En un rato ya los amigos me avisan para que baje a tomar el café y... bueno, ya continuaré esta entrada más tarde.

Días después, sí, así como lo cuento, vuelvo a sentarme en el mismo sitio porque siento una responsabilidad para con este "don" de escribir que me impulsa a ponerme a ello. Esta vez estoy decidido, y además tengo una idea, una idea que parece buena. Tras la pertinente hora de procastinación cibernética y un par de pitillos "para centrarme", de esos que te hacen relacionar inconscientemente la literatura y la insalubridad, por fin vuelvo al documento de Word que, eso sí, estaba abierto desde el primer momento. Necesito unos minutos largos para pensar y por fin lo intento: avanzo una frase, retrocedo otra vez, vuelvo a empezar y por fin, a trompicones, comienzo a escribir con un mínimo de soltura. Puede ser que llegue a terminar una página - cosa que al fin hago - y ya sabemos lo que decía Cela, que si escribes una página al día tienes una novela al cabo del año.

Más tarde, en el bar, hablo de la magnífica idea que he tenido, a la gente le hace gracia y, además, me siento productivo. Vuelvo a ser Escritor, así, con mayúscula. Porque ya tengo algo empezado, algo en lo que "estoy trabajando", y no sólo mientras escribo, sino las veinticuatro horas que esa idea ronda mi cerebro. El caso es que no me vuelvo a poner hasta tres días después, y porque tengo un plazo.





Resulta que tengo un plazo porque vi un consurso de relato erótico al que me podría presentar. Así que se me ha ocurrido una excelente idea para poner cachonda a la gente. Debe ser buena de verdad, porque el que se pone burro soy yo, y acabo teniendo que desahogarme. Después de esta pequeña interrupción culpable, pongo una lavadora, meriendo, me fumo un pitillo y me bajo a tomar algo...

Y sigue el bucle, un día tras otro, con la incertidumbre de si lo terminaré en el plazo. Avanzando poco, comiéndome la cabeza bastante más. Difuminándome en el ambiente, en esta inacción que me demuestra que escribir es, sobre todo, un asunto de laboriosidad y entrega, cualidades que a veces me faltan. Bueno, puede que ahora que acabé esta entrada me ponga a ello, aunque son más de las seis, y fuera hace buen tiempo...

viernes, 13 de junio de 2014

DICCIONARIO DE UN DESNUDO

A petición expresa de la modelo, publico aquí uno de los últimos poemas del libro No hay más verso que la piel. Va por delante mi más sincero agradecimiento a su participación en el proyecto. Como aquí bien digo, no soy más que un amanuense de lo que el desnudo dicta.



DICCIONARIO DE UN DESNUDO

Si miro, no soy más que un traductor
de un cuerpo que con cálido silencio
ejerce primaveras militantes,
remueve la rutina de las cosas.

Así que surgen solas las palabras,
destilan en el íntimo milagro
que ofrece una verdad como su brillo
con su sinceridad irreprochable.

Oficio de amanuense
de curvas y tersuras
que mueven el lenguaje.

Así que si pensamos en palabras
creamos un sagaz vocabulario:
camino sinuoso exultante,
alegre, expresivo, inimitable.

Inútil el idioma que pretende
tallar la realidad de su firmeza,
desnudo que revoca el diccionario
y causa un terremoto en la sintaxis.

miércoles, 21 de mayo de 2014

OS AFOGADOS



Demasiadas veces
deixamos morrer
nunha praia,
en calquera praia,
soños nacidos a miles
de quilómetros.
Así é como se tinguen
as fronteiras de sangue,
como a fame rebenta
as conciencias dos informativos,
con arames que cencenan
a pel do futuro.
É entonces cando o termo
fronteira
adquire o seu senso,
unha semiótica de dor
e hipocrisía,
con significados de egoísmo
e significantes de traxedia.
Porque o caso
non é que as fronteiras
estean lixadas
dese vermello acusador,
senón que se constrúen,
dende
o
principio
dos
tempos,
con sangue.

jueves, 15 de mayo de 2014

ENTREVERSADOS, LA POESÍA Y LA MÚSICA

Yo siempre dije que escribía porque no sabía hacer otra cosa, y entre esas muchas cosas que nunca supe hacer y que me hubiese gustado está la música. Ya he escrito en este blog más de una vez sobre la envidia que le tengo a los músicos por el trabajo colectivo frente a lo solitario de escribir. Así, cuando surgió esta idea de boca de Pablo Grela no me lo pensé. Y así nació Entreversados.
Entreversados es un proyecto de espectáculo poético musical en el que recito textos míos, con Pablo Grela a la guitarra - con composiciones propias -, y con Héctor Varela y Javi Montaña a la percusión. Es una fusión de música y poesía en la que, de pronto, cada poema cobra una dimensión nueva. Siempre, de alguna manera, había querido tener un grupo musical, pues ahora estoy en uno, o, al menos, la forma más aproximada en que un escritor puede estar en un grupo.
Siempre opiné que ninguna disciplina artística es un compartimento estanco, sino un elemento permeable a las demás, a cualquier aspecto de la vida en general. Es por esto que estoy tan ilusionado con ENTREVERSADOS, que por el momento va naciendo y todavía es solamente una parte de lo que espera ser, porque al fin - si la poesía siempre fue ritmo - los versos ahora son música.
Otro motivo es la difusión. Yo apenas voy a recitales poéticos, creo que tienen un gran problema de difusión (los míos anteriormente incluídos), hay que ser un gran recitador, como es el caso de Carlos Oroza, para engancharte con un poema a viva voz. Como no era mi caso esta es la forma perfecta para hacernos escuchar. Así que desde ahora existe Entreversados como fusión entre música y versos. Lo próximo será moverlo, conseguir actuaciones, curtirnos en el escenario... me encanta la idea.

Os enlazo el soundcloud con los temas que hemos grabado gracias a la inestimable colaboración de Xandre Outeiro y Diego Pintos, apoyo incondicional y unos verdaderos profesionales en todas esas técnicas que se escapan a mi conocimiento:


Si alguien está interesado en llevarnos a tocar a algún sitio (sí, esta es una entrada promocional), nuestro correo electrónico es entreversados@gmail.com.

Y ahora... a sumergirse en la música y el verso.



lunes, 12 de mayo de 2014

MONÓLOGO INCOHERENTE




         MONÓLOGO INCOHERENTE

Quizás te regale un crepúsculo de manos tristes,
o llene estrofas de combinaciones aleatorias
de palabras. Algo así como
el amor y su anochecer frío de invierno, seis de
la tarde, me suena tu abrazo a canción
de music hall.
Queda el resquicio entre palabra y palabra
del verso más triste, leído en un día
que pasó de puntillas,
queda mi amor de entrega absoluta
en esa partida en la que tenías
las cartas marcadas.
O tal vez te olvide, y pase este tiempo
de mendigar la calidez de tus labios;
tendré de nuevo fe en la derrota y,
como prometí, no llenaré folios
reclamando la valentía de quererme.
Nota: reducir el énfasis de estos versos.
Quizás no dejar que se filtre la aflicción,
que es como un lastre de copos de nieve.
Sé que al final del juego me quedarán versos rotos,
y una desazón como la de los globos deshinchados
después de una fiesta,
pero eres una inscripción en la piedra del recuerdo,
y el poema podría ser tan infinito como la distancia
que a veces nos imponemos.

miércoles, 30 de abril de 2014

FESTIVAL 4.- INSTITUTO, NIT DE LA POESÍA, PROYECCIONES, AMIGOS…





Hoy termino mi crónica, que ya he tardado bastante.
El jueves, a pesar de la fiesta del día anterior, desayunamos de forma sumamente disciplinada a tempranas horas de la mañana. Había un aire como de día grande, de recital definitivo. Se notaba en la gente que la convivencia nos había convertido más en un colectivo que en una suma de individualidades.
Los desayunos eran algo más bien perezoso, en los que la gente iba bajando de las habitaciones con cara de sueño, con ganas de café. Al poco estábamos prestos para ir caminando hasta la visita guiada de la catedral de Palma. Lloviznaba esa mañana, en uno de esos días climatológicamente confusos.
            La catedral de Palma es increíble, con la permanente presencia de Gaudí, artista único, y la inigualable capilla de Mikel Barceló. La verdad es que cuando te empapas de belleza el día parece que es distinto, como si una pintura de felicidad estética recubriese el filtro de las cosas. Biel Mesquida, además, ejerció de estupendo guía durante toda la visita.
            De la catedral fuimos al instituto Joan Alcover, en donde teníamos programado un nuevo recital. Los alumnos leían en primer lugar la versión en catalán de nuestros poemas y después los recitábamos en su idioma original. Gran participación del alumnado, con mucho respeto y pasión por la creación poética. No me recordaban a mí en absoluto, porque en mi instituto éramos bastante menos respetuosos. Los vi allí, escuchando con interés y me sentí emocionado, con ganas de decirles un montón de cosas sobre la vida como si fuese el abuelo Cebolleta, pero sólo les dije que creciesen todo lo que pudiesen… sin hacerse mayores nunca. Durante el pincho que nos ofrecieron después “confraternizamos” con ellos, y fue un placer.
            Tras la comida teníamos, en palabras de Biel Mesquida, cierta libertad vigilada hasta la hora del recital. Pedro Oliver me llamó y me dio en qué ocupar la tarde, echándole una mano en la preparación del recital, en el que los poemas se abrazaban a proyecciones que estaban a cargo de él, de Óscar Mora y de Salvia Ferrer (perdón si me olvido de alguien, soy un poco desastre para estas cosas). La verdad es que no creo que les haya ayudado mucho, pero me hizo sentirme parte de lo audiovisual, arte que se me escapa, y comprendí que los versos no serían lo mismo sin esas imágenes, que el recital adquiría una dimensión distinta. El arte ha nacido para ser permeable, para unir disciplinas en un total distinto. Uno más uno no suman dos en este caso, suman mucho… o todo. Gracias a los artistas que trabajan con valores plásticos, que a mí se me escapan, en mi próximo recital llevaré la camiseta del festival, diseñada por Pedro.

            Por la noche, por fin, la Nit de la Poesia, en un teatro precioso, dispuestos en mesas con botellas de vino, como debe ser. Un gran momento, en el que Lucía Pietrelli me dijo “me siento a tu lado, que me das tranquilidad”, gracias Lucía por ese voto de confianza. La verdad es que en momentos grandes intento no tomarme nada en serio porque así no me pongo nervioso, y porque en realidad me cuesta tomarme las cosas en serio.
Biel Mesquida comenzó con un alegato a favor de la poesía y de la lengua (“¡Catalá, catalá, catalá!”), y nos fue presentando a cada uno con su particular forma de hacer las cosas. Cada momento fue único, cada poeta, en combinación con las proyecciones a pantalla grande, hizo su mejor papel, regalando versos, sentimientos, emociones, vida al fin y al cabo, a un público entregadísimo (como recité en tercer lugar me puse de verano con el vino, pero en fin, son cosas del artisteo). El conjunto final fue mágico, sé que es una palabra tópica, pero me sentía dentro de un mundo distinto allí arriba.
            A la salida del teatro sucedió algo que no me esperaba, y era que los alumnos del instituto nos aguardaban para que les firmásemos el libro. Yo soy mucho más tímido de lo que parezco, por lo que aquello, en verdad, me emocionó. Tienen un gran futuro estos chicos.
            Después “cenamos” unas cocas en una galería con restaurante (me van a matar, pero no recuerdo el nombre), por lo que tuvimos que irnos a comer un bocata antes de la fiesta final, de bar en bar por Palma de Mallorca. Como siempre, Pedro y yo fuimos los últimos de la fiesta, junto con Salvia y Óscar.

            La mañana siguiente fue de desayuno y despedidas, de paseo por la zona vieja de Palma, de Antoni Mari regalándome un libro de Proust editado por él, de ir de vinos, de comer en casa de Susi y Pedro porque iba con mucha prisa, de viajar al aeropuerto en una furgoneta a punto de romperse (gracias de nuevo, Pedro), de horas en Barajas… y de volver a casa con una mirada distinta, poética y mediterránea. Nunca olvidaré a cada uno de los nuevos amigos que hice en este viaje, porque, como me dijo un camarero, los kilómetros son cultura, y porque los viajes están para ganar espacios y amigos. 

             

lunes, 21 de abril de 2014

ADIÓS, GABO



            Ya está bien; no voy a hacer un homenaje intentando imitar su estilo, ni aplicando el realismo mágico que él también cultivó. Ya está bien porque en estos últimos años se han muerto Benedetti, Carlos Fuentes, Leopoldo María Panero y ahora Gabriel García Márquez, porque si hay un cielo para grandes escritores debe estar acumulando su lista de espera. Hoy, tras estos días de homenaje global, me siento todavía más cabreado que entusiasta por escribir algo en su honor.
            Ya he explicado unas cuantas veces que hay libros que te abren puertas a nuevas concepciones de la literatura, que te hacen ver que otra forma de hacer las cosas es posible. Gabo fue mi puerta más grande, la más definitoria de lo que vendría a ser mi posterior viaje por la lectura. Hace ya una infinidad de años, cuando tenía dieciséis, mi prima Leonor puso en mis manos un ejemplar nuevecito de Cien años de soledad, recién comprado en la ya extinta librería Michelena (que era un templo). Yo no tenía ningún tipo de referencia sobre García Márquez, de verdad. Y fue la gran puerta de entrada.
            Tras leer las consabidas primeras líneas que casi todos podemos recitar de memoria “Ante el pelotón de fusilamiento…”, un mundo nuevo se abría ante mí – frase tópica donde las haya – pero no era sólo el universo de García Márquez, con su infinito talento para contar historias y su ritmo endiablado. Era el mundo de Rulfo, Cortázar, Onetti, Fuentes, Mariano Azuela, Alejo Carpentier, Vargas Llosa y todo ese largo etcétera que compone la literatura hispanoamericana. Para mí Gabo fue el salto al otro lado del océano; supuso el nacimiento de una pasión por toda esa exhuberancia literaria. A Gabriel le debo sus historias y las historias de muchos otros, porque empecé con él, y fue la mejor forma de empezar.
            Ha muerto en familia, con discreción, como sabiendo que la locura de los homenajes vendría después, y a una edad en la que es casi normal morirse. Sin embargo no puedo evitar seguir enfadado porque ya no va a escribir más y porque, en parte, cuando alguien así se muere también lo hace parte de tu imaginario. Decía Ovidio en Las Metamorfosis: “yo no moriré, pues ahí donde lleguen los brazos del Imperio la gente me leerá”. Y así será, todo el mundo se empeña en decirlo, con Gabo, pero se nos han muerto sus libros futuros, nonatos, llenos de palabras que no verán la luz. Estos días Aracataca está afónica, Macondo se hunde en las aguas del tiempo, o se la lleva el viento, no sé, todavía no se me ha pasado el cabreo y no puedo ser muy lúcido.
            Va por ti, Gabo, gracias y buen viaje.
           

martes, 15 de abril de 2014

FESTIVAL DE POESÍA DE LA MEDITERRÁNEA, CAPÍTULO III



CÁRCEL, L’OFF, OFF FESTIVAL, CATACLÌSTICS DISPERSÒNICS

El penúltimo día del festival transcurrió a un ritmo distinto, tal vez porque era el más peculiar o porque yo quería aprehender cada momento que estaba viviendo en Mallorca. Fue el día del recital en la cárcel, el día de los gintonics y el del evento cataclístico, pero vayamos por orden.
            Biel Mesquida siempre nos explicaba, de inicio, el plan para cada día. En nuestro “horario laboral” figuraba, para la mañana, un recital en la cárcel de Palma. Aquel fue el último viaje del poetamóvil. Tuvimos que esperar un buen rato en la puerta, y a cada control que íbamos pasando, con cada puerta que se abría para cerrarse a nuestro paso, aumentaba esa solemnidad opresiva, esa carga de vidas truncadas que parecía enrarecer el ambiente. En el salón de actos, un montón de “usuarios” del centro aguardaban por nosotros. Entre la canción de Roger y la glosa de Mateu, el público carcelario empalizó con el heterogéneo colectivo que formábamos los nómadas poéticos. Tengo que confesar que nunca me había puesto tan nervioso en un recital, quizás por la emoción que nos trasmitió a todos el evento. Se notaba el interés, el agradecimiento por variar un ápice su rutina diaria. Ese agradecimiento lo expresaron verbalmente al final del recital. Yo creo que éramos diferentes tras aquel momento. He de apuntar, por cierto, que tanto Christian Sinicco como Carol Warren me indicaron que las cárceles de sus países eran bastante más precarias. Ya sabían los políticos que las construyeron que tenían grandes posibilidades de acabar dentro de ellas.
            Después tuvimos, en palabras de Biel, un rato de libertad vigilada. Comida y posteriores gintonics con Lucia Pietrelli, Gloria Juliá, Pau Vadell, Mateu Xurí y Maribel, mientras hacíamos tiempo para los actos de la tarde. Workshop de María Jesús y exposición de Rafael Joan, un pintor muy querido en la isla, al que se hacía un acto de justicia con una retrospectiva en Els Baluard. Estos dos eventos me los perdí porque yo soy, ante todo, un cataclìstic.
            Resulta que antes del festival estaban, en mi pequeño universo personal, mi amigo Pedro Oliver, el responsable del diseño de los logotipos y la antología del festival y unas cuantas cosas más que lo dotan de su particular identidad estética. A través de él me puse en contacto con el colectivo Cataclìstics Dispersònics; además, durante años, me llegaban a mi rincón en el noroeste las antologías de anteriores festivales, con lo que el eco del evento mallorquín se reproducía en Galicia.
Nueve años llevan ya (yo llevo unos cuantos menos) realizando su particular fanzine-happening en bienales y festivales. De hecho, que me corrijan si me equivoco, nacieron con este festival. Este colectivo engloba a artistas en su mayoría del Levante, pero hay una conexión gallega de la que a mí me han concedido el privilegio de formar parte. Un fanzine nuevo en cada ocasión, una intervención sobre el mismo en vivo y en directo, una fiesta con gran componente artístico… después de todo, uno de los lemas de los Cataclìstics es que nunca están todos los que son pero siempre son todos los que están.
            A media tarde, algo nublado por los gintónics de la tarde, me dirigí al Cabaret Galactic para ayudar en lo que pudiese en la intervención del fanzine. Estaban Pedro y Susi, de Palma, Óscar y Salvia, de Valencia… y más, por supuesto. Allí pasamos la tarde, convirtiendo cada fanzine en una obra única.  Todos iguales pero todos diferentes. Después, la cena y la posterior fiesta cataclística en el mencionado Cabaret.
La fiesta consistió en el off festival, dado que carecía de financiación oficial. Off, l’off, setze, sexe… eran los lemas del fanzine en la convocatoria que nos había reunido en torno a él. Fue una fiesta mágica, diferente, en la que recitamos poemas y cantamos canciones. Al mismo tiempo, se adornó todo con videoproyecciones marca de la casa, a las que se sumaron dos videopoemas de Dionisio Cañas. 
            Aquella fiesta dio lugar a un momento único, el cruce entre la glosa y la regueifa (eso es fusión y lo demás son tonterías) que hicimos Mateu, Maribel y yo. Creo que de tomárselo en serio me machacarían.
            Con el cierre del Cabaret conocimos la noche mallorquina, algo vacía de gente, pero siempre a nuestra disposición. Allí empezaba la parte gamberra del festival, la que en realidad daba por hecha. Había que madrugar, sí, pero no siempre se puede domar a los poetas.

jueves, 10 de abril de 2014

FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA DE LA MEDITERRÀNEA, SEGUNDO CAPÍTULO



CAPÍTULO 2

ON THE ROAD

Guest starring: Pau Vadell, Mallorca. Traficant culturall.

            El segundo día en el festival fue un día de carretera, de coches, de nuestro microbus particular, guiado por Juan, en el que ahondamos en la comunicación entre los integrantes de la comitiva (siempre quise escribir esta palabra). Debido a la insistencia de Biel, me había levantado hipertemprano y me dediqué a pasear solo por el pueblo de Sant Jordi hasta que el resto de la gente abrió los ojos. En la posesió nos ofrecieron un desayuno de los de verdad, y de ahí a la carretera… a confundirnos de camino. Algo hubo de cruce de informaciones que cogimos el camino hacia Búger en lugar de ir a Palma. Casi al llegar, mientras Christian Sinicco y yo hablábamos sobre las vicisitudes del Inter de Milán – conversación poética como Dios manda - alguien se dio cuenta.
            Debido a esta confusión llegamos tarde a la rueda de prensa, típica exposición a las autoridades competentes y a la prensa, con discursos y demás. Tuvo lugar en los jardines del centro cultural La Misericòrdia, construido inicialmente para acoger indigentes; ateniéndonos a la historia, se trata de un sitio perfecto para los poetas, seres próximos a esa desgraciada circunstancia vital que es la indigencia. En estos actos yo me siento un poco como un niño travieso con ganas de hacer pedorretas; pero me contuve y mantuve el tipo como si estuviese curtido en mil como esas, será que me hago mayor.
            Tras el evento formal, por fin nos subimos a nuestro poetamóvil, camino a Búger, a la fundación ACA, donde grabaron nuestras voces recitando versos para la posteridad, con la asistencia técnica del Alma Mater de la fundación, que se parecía curiosamente a Gandalf. Después nos invitaron a un arroz brut, viva la gastronomía mallorquina. Volvimos de nuevo al bus con el sopor de la digestión que dan las comidas contundentes y picantes regadas por vino, encarando una empinadísima cuesta que no servía de mucha ayuda.
            En el bus nació algo, en verdad lo pienso. En el bus Antoni Marí, Dionisio Cañas, Roger Pelaez y yo nos hicimos amigos. Antoni tiene ironía isleña, lo que para un gallego es lo más parecido a la retranca, así que interiormente me di cuenta de que nos íbamos a llevar bien. En el largo camino hacia Santanyi estrechamos lazos mientras Lucía Pietrelli se callaba sonriente, escuchando el intercambio de chistes, puñales y canciones, y los demás dormían una digestiva siesta. Realmente, creo que la hermandad del festival nació en ese bus. Así, en el pueblo, en el recital que dimos en la fundación Blai Bonet, ya no éramos los mismos, como decía Neruda en sus versos más tristes (toma cita adolescente).
            El de la fundación fue un recital íntimo, con poca gente, en una sala pequeña, con posterior degustación de vinos, que es como me gustan los recitales. Además, era como meternos en materia, recitando por fin para gente que no éramos nosotros. También me sirvió para conocer a Blai Bonet, acorde con esta desinformación que tenemos sobre los escritores en las otras lenguas peninsulares.
            Como siempre, Biel Mesquida, en su papel de comandante, nos impuso la prisa y nos tuvimos que volver en el bus para poder cenar en el hotel, como personas formales. Creo que fue en ese hotel, el Jaime III, cuando volvía de tomar algo con Pau Vadell, Lucía Pietrelli y Roger Pelàez (si la memoria me falla, que me disculpen los que estuviesen), cuando me di cuenta de verdad de que estaba allí. Bebiendo un Gintónic con Antoni Marí, con Maria Jesús – la encargada del hotel – y dos señores más de los que no recuerdo el nombre. Dejando que pasase el tiempo, robándole horas al sueño mecido por la ginebra, solamente con la intención de agarrar cada minuto con la punta de los dedos e imprimirlo en el papel de los recuerdos.

lunes, 7 de abril de 2014

FESTIVAL DE POESÍA DE LA MEDITERRÀNEA, CAPÍTULO 1

A lo largo de la semana pasada asistí como poeta invitado al XVI Festival de Poesía de la Mediterrànea. En las próximas entradas intentaré publicar una crónica lo más fiel posible de mi experiencia en el mismo. Por capítulos que es larga. Por lo demás, el ritmo de publicación de estos capítulos será aleatorio. Puede que las escriba todas hoy o que tarde un mes. Ahí va el primero:



CAPÍTULO UNO

NOTAS PARA LA CRÓNICA DE UN FESTIVAL

Personajes:

Los poetas:

Dioniso Cañas, Tomelloso.
Mezouar El Idrissi, Marruecos.
Glória Juliá, Parlma de Mallorca.
Antoni Marí, Ibiza.
Mateu Matas, Mallorca.
Adnan Özer, Turquía.
Roger Pelàez, Cataluña.
Lucia Pietrelli, Italia, Palma de Mallorca.
Blanca Luz Pulido, México.
Rodrigo Rey, Galicia.
Pedro Sena-Lino, Portugal.
Cristian Sinicco, Italia.
Louise Warren, Canadá.

Comandante en jefe:

Biel Mesquida, poeta, Palma de Mallorca.

Colaboradores:

Pedro Oliver, pintor, cataclístic, amigo, encargado del grafismo del festival, Palma de Mallorca.
Susi, cataclístic, amiga, Vigo, residente en Palma.
Margalida, anfitriona, Palma de Mallorca.
Neus Ribas, gestora, Palma de Mallorca.
Antoni Picornell, Marta Ferré, Romà Arrom, traductores. 


            Entre dos vuelos, con sus esperas entre la asepsia de los aeropuertos, con sus transportes de equipaje, con los chequing, con la amabilidad de las empleadas de Iberia… entre dos vuelos, que fueron tres con el transbordo de la vuelta, estaba el festival.
            Cuando encuentre la forma de contarlo, convendría señalar que por descoordinación cogí un taxi desde el aeropuerto, con el que volví al mismo porque al poco me avisaron de que me estaban esperando en Salidas. Osea, que hablar con el taxista granadino me costó veintitrés euros. Ya en el coche de Pedro, explicaré que conocí a Christian Sinicco y a su mujer Daniela. Lo de la forma es importante, porque al estar rodeado de escritores uno piensa todo el tiempo en cómo describirlos o contar lo que sucede. Quizás sea mejor que los rasgos señalados sean mínimos y se vayan describiendo por sus actos. Ya lo iré pensando, queda aquí anotado.

            Convendría hacer una descripción detallada de la posesió de Margalida y esposo, en Saint Jordi, porque la casa de la señora es una señora casa, grande y con un jardín inmenso, y porque nos dieron alojamiento y desayundo. Además, el matrimonio nos acompañó a los diversos actos del festival y destiló amabilidad para con nosotros. No estaría mal buscar en libros de arquitectura para poder dar detalles. La narración de ese momento podría ir en la línea de la desubicación, rebotando de un invitado a otro, presentándome sin encontrarme del todo o tener una conversación extensa con nadie. Bueno, al menos conseguí retener los nombres y tomarme un vino. De esto también he de hablar.

            De la siguiente parada, en el hotel La Balanguera, escribiré sobre el pincho, el recital-presentación del festival con un trompetista contemporáneo que también se llamaba Rodrigo y era de Vigo. Otra vez saltando de conversación en conversación, mirando un poco como un niño asustado. Un poema cada uno, en sus diversos idiomas; creo que aquí entraría bastante bien un párrafo ligeramente lírico sobre la música de los poemas en idiomas desconocidos, sobre cómo la melodía es capaz de evocar y mecerte en un oleaje de significantes sin que los significados sean especialmente importantes. Será cuestión de componerlo. Así como también tendría que hablar de Biel Mesquida y su forma de presentarnos, llena de entusiasmo por la poesía, la cultura y los poetas en concreto.

            En la descripción de la Balanguera he de hacer hincapié en el diseño y en las obras expuestas en las paredes. Será buena idea decir en algún momento que el arte ha estado presente durante todo lo que duró el festival.

            Con todas estas notas llega para hacer una crónica mínimamente correcta del primer día del festival. Sólo hace falta encontrar el tono y el ritmo. Quizás desde el punto de vista coral, con los poetas y colaboradores conociéndose, observándose, o en tono intimista, con el torrente de emociones que yo experimentaba: nervios, timidez, algo de torpeza… igual si recuerdo las reflexiones que hice esa misma noche al volver a la posesió… bueno, puede que sin darme cuenta ya haya contado un capítulo. Después de todo, se trata de una crónica, no de una novela.
 

jueves, 6 de marzo de 2014

A LEOPOLDO MARÍA PANERO, IN MEMORIAM



Fumo mucho. Demasiado.
Fumo para frotar el tiempo y a veces oigo la radio
y oigo pasar la vida como quien pone la radio.
Canción del croupier del Mississipi
           
            Hay libros que te ponen del revés, poemas que mojan el papel de tus esquemas mentales y poéticos hasta volverlos una masa informe de celulosa verbal. Es igual que reniegues del malditismo, que pienses que el proceso literario implica orden y trabajo. De repente lees Last river together y ya nada es lo mismo. Alguien que vive en un psiquiátrico, alguien que un miércoles de ceniza se convierte en obituario en la edición electrónica de los periódicos. Un hombre que para ti era palabras y hoy es también palabras, pero con un matiz distinto porque sabes, de repente, que se ha muerto.
            En el cenicero hay poemas y voces de amigos que no tengo, decía en el poema citado en el encabezamiento. Pocos, poquísimos poemas me han impactado tanto como el que estamos desgranando tú y yo entre las palabras de este indigno archivo de WordPerfect con letra Times New Roman tamaño doce. Algo que en su momento entendí como escritura desatada, como un arrebato poético que no lo es tanto, que es poesía de esencia pura, palpitante, telúrica y sangrienta. Que es alcohol, tabaco y cine; y también desesperación y soledad, que es muchas cosas porque un poema tiene que serlo todo.
            Porque ya decía el ahora cadáver que no existe eso que llaman corazón, y no, porque si existiese no morirían jóvenes los poetas; maldito amago de maldición lleno de tópicos. No te encontrarías con un muerto de sesenta y cinco años que deja un buen número de libros en los que la poesía es exactamente lo que él quiera que sea, sin concesiones. Escritos en los momentos de lucidez que su mente le concedía desde las entrañas de la locura. Escribir en España – decía también – no es llorar, es beber, es beber la rabia del que no se resigna a morir en las esquinas. Así que, supongo que Leopoldo debió de intuir esta muerte que pide auxilio detrás de cada poema que uno escribe. Ese sentimiento de rabia vital al que te lleva un vida injusta; derrumbarse como un árbol ante los farolillos de esta verbena cultural; la inopia de un país de borregos, o más bien aborregado por cuarenta años de asesinos con frailes bendiciendo, que diría el gran Neruda. Él decía que veníamos de cuarenta años sin ideología, y es cierto, y que al proletariado sólo le quedaba la picaresca. Empiezo a darme cuenta de que a los poetas habría que hacerles caso en vez de mirarlos como si fuesen templos. Pienso, en el fondo, que Leopoldo María Panero escribía con la consciencia amarga de que en este país nadie escucha. Aún así, tuvo el valor de escribir siempre.
            Va por ti, Leopoldo, este texto desordenado e impulsivo, fruto de lo que soy capaz de hacer. Me volvería loco, clínicamente hablando, durante un día para escribir algo mejor, pero cada uno hace las cosas en función a sus limitaciones. Ahora eres el decimosexto hombre en el cofre del muerto. Descansa, lo que no descansaste en vida… con la botella de ron.

viernes, 28 de febrero de 2014

LO DIJO UN DÍA GIL DE BIEDMA...



Lo dijo un día Gil de Biedma:
media España ocupaba otra mitad,
y pasó el tiempo
sin que algunos
llegasen a ver
el fruto de la lucha.
Las cosas, sin embargo,
llegaron a ser distintas
y los malditos de la espada,
en palabras de Alberti,
no duermen porque están muertos.
Parecía el fin de los que venía,
en palabras de Neruda,
con sacerdotes bendiciendo.
Pero ahora vienen estos
a segar la calle,
a sancionar los gritos
de los que se indignan
ante tanta afrenta.
Más que venir
parece que vuelven,
que simplemente
se han quitado la máscara.
Pero sería distinto si en su lugar
se alzasen de nuevo
las voces de aquellos elegidos.
Si en vez de los que
lo rompieron todo
regresasen los poetas.