AYER
Ayer,
como estaba borracho,
prescindí de encender
el ordenador.
Quería escribirte una
larga carta,
o un poema precioso
y preciosista,
en el que expusiese
los pormenores
de toda esta
atracción
que has despertado en
mí,
y enviártelo al
correo electrónico.
Un desahogo etílico
en toda regla
que iba a empezar con
las palabras:
“sé que estoy
borracho,
pero te diría esto
aunque no fuese así”.
De leerlo,
no deberías haberme
hecho caso,
porque se trata de
estas cosas
de las que uno se
arrepiente,
ya desde la cama,
en cuanto abre los
ojos al día siguiente.
Y es que alguien
debería vigilar,
ya que nos vigilan
todo el tiempo,
que no escribamos
cosas así
cuando bebemos en
exceso.
Pero es igual,
insisto en que ayer
había bebido mucho
y en que te miraba
como si la vida sin
ti
fuese a ser un poco
más dura,
cuando
en realidad
toda mi vida hasta
ahora ha sido sin ti.
Así que puedes
ignorarlo si quieres,
pensar en que ayer
el licor café
circulaba a raudales,
y también la cerveza,
y tú bailabas con ese
cuerpo tan sensual,
con tu espíritu
festivo,
y no parábamos de
cantar.
Es normal,
en momentos como ese,
que me resultes
atractiva.
Es cierto que hoy
estoy sobrio
y lo estuve todos los
días
en los que, pensando
en ti,
me rompí un poquito
por dentro.
Pero estoy divagando,
hablábamos de lo
ebrio que estaba
y mi firme decisión
de decirte
lo que parece haber
nacido en mí
para que escriba
este tipo de poemas.
Así que
en definitiva
no voy a decirte nada,
porque hoy solamente
he tomado agua y café
y prefiero enroscarme
sobre mí mismo
como una lombriz
asustada
a que temas que
malinterprete tus gestos
y estés incómoda a mi
lado
(no te preocupes,
no ocurriría,
soy bastante adulto
con estas cosas,
al menos cuando no
bebo).
Allá yo con lo que
sienta
o deje de sentir
ante el torrente de
luz que emites,
como una supernova,
lo mejor será
que siga sin encender
el ordenador
las noches en las que
bebo mucho.
Genial :D
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