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domingo, 6 de octubre de 2013

EL DESNUDO Y EL VERSO, LA PROMETIDA EXPLICACIÓN



     La mayoría de los que leen este blog me conocen, supongo, pero habrá gente que no, y que han ido entrando de vez en cuando y han leído los diversos “desnudos poéticos” que he publicado en esta página. En las sucesivas entradas prometía una explicación, y aquí está.

     No hay más verso que la piel es el título de un libro en el que he estado trabajando los últimos dos o tres años, que se dice pronto. Es una indagación en el desnudo femenino como sujeto poético y como icono de belleza desprovisto de erotismo per se. Como algunas grandes ideas (no digo que esta lo sea, pero es de las pocas más o menos originales que he tenido a lo largo de mi trayectoria literaria), nació en un bar a la vuelta de la madrugada, mirando a una colega. “Un día te desnudas y te escribo un poema”, le dije, de forma espontánea, sin pensarlo; mi sorpresa vino cuando me dijo “vale”. Entonces lo pensé, tuve uno de esos momentos de claridad que le vienen a uno de vez en cuando e imaginé que de ahí podía salir un libro, un buen libro. Lo siguiente fue el proceso en sí: buscar modelos, crear una forma poética concreta que diese unidad al libro, etc…

     Lo de buscar modelos ha sido lo más difícil de todo, como era obvio. Preguntar, en una ciudad como Pontevedra, a una chica (primero amigas, después gente que iba conociendo o, incluso, perfectas desconocidas) si quería desnudarse para que pudiera escribirle un poema suscitó una serie de reacciones diversas. Desde la sorpresa al entusiasmo, pasando por falsos compromisos que luego nunca tomaban forma o negativas rotundas. Los fotógrafo o los pintores lo tienen más fácil, es un suponer, porque el desnudo forma parte de su “material de trabajo” desde siempre. Es difícil explicar que sólo  vas a estar ahí sentado, escribiendo, mientras ella permanece desprovista de ropa.

     Lo divertido ha sido el proceso creativo: pergeñar un sistema métrico que se corresponda con los diferentes tipos de cuerpo, buscar imágenes que fijen el momento, la personalidad que irradia la persona, la reacción ante su propio desnudo (espontaneidad, indiferencia, timidez…) y en definitiva dotar de unidad y sentido a un proyecto que de por sí era nuevo para mí. Es el primer libro de poemas que siento como “orgánico”, como un trabajo unificado.

     Comencé con un plan sencillo: un libro corto, un puñado de poemas en los que explorar el desnudo y sus implicaciones estéticas, pero con el tiempo ha ido creciendo, cada poema supone una explosión emotiva que me muestra cosas nuevas del verso mismo. La obra se desbordó por su propia naturaleza experimental, y por el momento tengo más de cincuenta poemas. En cada uno he vivido un momento único, especial, de comunicación con la persona que se prestaba al experimento; siempre dije que la escritura es una actividad estrictamente solitaria, y escribir No hay más verso que la piel me ha permitido sentir que lo que hago es sólo mío en parte, también pertenece a esa persona que está reflejada en las estrofas. Ha sido una búsqueda, una ruta de versos hacia algo desconocido. Gracias a este libro he avanzado en el dominio de la métrica y la acentuación rítmica de los versos. He aprendido y he disfrutado. Ante las preguntas típicas: “¿Cuándo lo va a acabar?”, ¿Y no escribes a hombres?” he encontrado respuestas en mí mismo; lo acabaré cuando ya no me sorprenda lo que encuentro al escribir un poema, cuando ya no haya nada nuevo que contar, o mismamente cuando observe el manojo de poemas y sienta que ya necesitan ver la luz; en cuando a los hombres… las mujeres para mí forman parte de ese eterno artístico, su desnudo tiene una iconicidad propia fruto de años de elaboración artística, además de ser para mí lo “desconocido”, lo “diferente”.


     No hay más verso que la piel porque no hay más poética que el desnudo; así, este libro ha sido un gran descubrimiento en cuanto a lo que puedo hacer con el género poético. Me siento afortunado y estoy eternamente agradecido a cada una de las voluntarias que han prestado su desnudo para que pudiera llevarlo a cabo. Y, por supuesto, si alguna mujer quiere su poema, estoy dispuesto a escribirlo, porque sé que será algo único.

3 comentarios:

  1. Las musas se despegan de la piel femenina y se cuelan entre tu pluma, susurrando candentes versos...un bello homenaje a nuestro género.Besos.

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    1. No sé si leíste la respuesta, quería ofrecerte saber si te animas a que te escriba un desnudo. Gracias por tu comentario

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  2. Gracias Marisa. Sabes que la convocatoria está abierta hasta que publique el libro. :-)

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