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lunes, 7 de abril de 2014

FESTIVAL DE POESÍA DE LA MEDITERRÀNEA, CAPÍTULO 1

A lo largo de la semana pasada asistí como poeta invitado al XVI Festival de Poesía de la Mediterrànea. En las próximas entradas intentaré publicar una crónica lo más fiel posible de mi experiencia en el mismo. Por capítulos que es larga. Por lo demás, el ritmo de publicación de estos capítulos será aleatorio. Puede que las escriba todas hoy o que tarde un mes. Ahí va el primero:



CAPÍTULO UNO

NOTAS PARA LA CRÓNICA DE UN FESTIVAL

Personajes:

Los poetas:

Dioniso Cañas, Tomelloso.
Mezouar El Idrissi, Marruecos.
Glória Juliá, Parlma de Mallorca.
Antoni Marí, Ibiza.
Mateu Matas, Mallorca.
Adnan Özer, Turquía.
Roger Pelàez, Cataluña.
Lucia Pietrelli, Italia, Palma de Mallorca.
Blanca Luz Pulido, México.
Rodrigo Rey, Galicia.
Pedro Sena-Lino, Portugal.
Cristian Sinicco, Italia.
Louise Warren, Canadá.

Comandante en jefe:

Biel Mesquida, poeta, Palma de Mallorca.

Colaboradores:

Pedro Oliver, pintor, cataclístic, amigo, encargado del grafismo del festival, Palma de Mallorca.
Susi, cataclístic, amiga, Vigo, residente en Palma.
Margalida, anfitriona, Palma de Mallorca.
Neus Ribas, gestora, Palma de Mallorca.
Antoni Picornell, Marta Ferré, Romà Arrom, traductores. 


            Entre dos vuelos, con sus esperas entre la asepsia de los aeropuertos, con sus transportes de equipaje, con los chequing, con la amabilidad de las empleadas de Iberia… entre dos vuelos, que fueron tres con el transbordo de la vuelta, estaba el festival.
            Cuando encuentre la forma de contarlo, convendría señalar que por descoordinación cogí un taxi desde el aeropuerto, con el que volví al mismo porque al poco me avisaron de que me estaban esperando en Salidas. Osea, que hablar con el taxista granadino me costó veintitrés euros. Ya en el coche de Pedro, explicaré que conocí a Christian Sinicco y a su mujer Daniela. Lo de la forma es importante, porque al estar rodeado de escritores uno piensa todo el tiempo en cómo describirlos o contar lo que sucede. Quizás sea mejor que los rasgos señalados sean mínimos y se vayan describiendo por sus actos. Ya lo iré pensando, queda aquí anotado.

            Convendría hacer una descripción detallada de la posesió de Margalida y esposo, en Saint Jordi, porque la casa de la señora es una señora casa, grande y con un jardín inmenso, y porque nos dieron alojamiento y desayundo. Además, el matrimonio nos acompañó a los diversos actos del festival y destiló amabilidad para con nosotros. No estaría mal buscar en libros de arquitectura para poder dar detalles. La narración de ese momento podría ir en la línea de la desubicación, rebotando de un invitado a otro, presentándome sin encontrarme del todo o tener una conversación extensa con nadie. Bueno, al menos conseguí retener los nombres y tomarme un vino. De esto también he de hablar.

            De la siguiente parada, en el hotel La Balanguera, escribiré sobre el pincho, el recital-presentación del festival con un trompetista contemporáneo que también se llamaba Rodrigo y era de Vigo. Otra vez saltando de conversación en conversación, mirando un poco como un niño asustado. Un poema cada uno, en sus diversos idiomas; creo que aquí entraría bastante bien un párrafo ligeramente lírico sobre la música de los poemas en idiomas desconocidos, sobre cómo la melodía es capaz de evocar y mecerte en un oleaje de significantes sin que los significados sean especialmente importantes. Será cuestión de componerlo. Así como también tendría que hablar de Biel Mesquida y su forma de presentarnos, llena de entusiasmo por la poesía, la cultura y los poetas en concreto.

            En la descripción de la Balanguera he de hacer hincapié en el diseño y en las obras expuestas en las paredes. Será buena idea decir en algún momento que el arte ha estado presente durante todo lo que duró el festival.

            Con todas estas notas llega para hacer una crónica mínimamente correcta del primer día del festival. Sólo hace falta encontrar el tono y el ritmo. Quizás desde el punto de vista coral, con los poetas y colaboradores conociéndose, observándose, o en tono intimista, con el torrente de emociones que yo experimentaba: nervios, timidez, algo de torpeza… igual si recuerdo las reflexiones que hice esa misma noche al volver a la posesió… bueno, puede que sin darme cuenta ya haya contado un capítulo. Después de todo, se trata de una crónica, no de una novela.
 

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