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miércoles, 15 de enero de 2014

LO QUE APRENDÍ DE LA LITERATURA

     Ahora que ya la resaca de las navidades me ha devuelto a la realidad de la vida rutinaria, o que por lo menos la intuyo al dorso de este festivo, he estado pensando en todo lo que aprendí escribiendo y leyendo durante este año. Como me gusta mucho enumerar cosas, quiero hacer una lista de las enseñanzas que me ha proporcionado la literatura, con especial atención a aquellas que han llegado a partir de la reflexión requerida para este blog. Vamos, una especie de reflexión de Fin de Año pero a mitad de enero. Además, hoy he sobrepasado por fin las tres mil visitas, que para un año no está mal (sí, estoy algo autocomplaciente); quiero dar las gracias a todos los que siguen este blog, a los que lo visitan de vez en cuando y a los que alguna vez han entrado de casualidad.
     Pero bueno, fundido en negro y vamos con la lista:

     1.- He aprendido el extraño dolor de cuando se muere un artista querido, alguien con el que nunca has estado personalmente, pero cuya obra te ha acompañado durante momentos de tu vida y ha sido importante.

     2.- He aprendido lo multiforme que es la literatura, o más bien (eso ya lo sabía) que en la novela cabe todo, que gente como David Foster Wallace o George Perec son capaces de moldear el género a su antojo, rompiendo por donde quieren y dignificándolo.

     3.- Ahora, tras tanto poema desnudo, ha aumentado mi "espectro de gusto", es decir, he pasado a tener una valoración más profunda y amplia de la belleza femenina, de forma que mi concepto de "guapa" se ha ampliado. Se me han ido cayendo los cánones estéticos de los bolsillos y me ha saltado del cuaderno una comprensión extensa de la femineidad.

     4.- Con el mismo libro, he comprendido muchas más cosas acerca de la relación de las mujeres con su propio cuerpo, con su intimidad. Y también cierta coquetería a partir de la cual me incitan a publicar sus poemas en este blog.

     5.- En un año de tanta violencia política emanando del estado, he reaprendido también la importancia de la literatura reivindicativa, de la protesta poética, y que la estética también puede servir para sensibilizar a un pueblo que ya no está tan dormido.

     6.- Me he vuelto a dar cuenta de que la poesía no sirve para ligar, que eso es una patraña.

     7.- Ha cambiado mi relación con el lector, al ver que me sigue en este blog gente que ni conozco y de la que puede que nunca sepa su opinión sobre mis textos.

     8.- Elaboré una teoría sobre la profundidad de lectura, en función de la intencionalidad del texto. Esto es: hay obras de mero entretenimiento, cuyo valor es este mismo, y experimentos arriesgados que requieren una complicidad del lector más avezado y paciente.

     9.- He comprobado, finalmente, la profundidad del universo literario, su carácter infinito, que hace que todos quepamos en él si tenemos algo que decir y un buen arsenal de palabras.

     Seguro que he aprendido muchas más cosas, después de todo, como me dijo mi amigo Santiago, en la vida vamos recogiendo herramientas cuya utilidad desconocemos  y que más adelante nos servirán para momentos que todavía no intuímos. Esto no es más que un breve resumen, pues el hecho de aprender es tan infinito como la literatura misma.

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