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sábado, 2 de febrero de 2013

SINCEROS ANTE EL TEXTO



En los entresijos del cuaderno uno va derramando la vida. Nunca escribí un diario porque sentía que lo que necesitaba contar se iba filtrando en mi literatura de forma más o menos descarada. La creación artística está tan impregnada del individuo que es imposible que no se traspapele de alguna forma.  Se trabaja transformando el curso del pensamiento, tan etéreo, en algo concreto, y en el esfuerzo se quedan pegados jirones de piel.
            Después de todo, el que escribe intenta conformar un mundo u ordenar el suyo propio; y es que uno no puede desprenderse de su trayectoria vital a la hora de tratar con materiales literarios. Nos escondemos detrás de la ficción en busca del camuflaje perfecto, pero el lenguaje está tan dentro de nosotros que nunca nos abstraemos del todo. Como Homo loquens somos palabras, y por esto la literatura está tan intrínsecamente ligada a nosotros. Aunque cambiemos de estilo, seguimos escribiendo como somos; creo que era García Márquez el que decía que lo que llamaban realismo mágico para él era simplemente realismo, lo que era otra forma de explicar que lo que contaba era su propia percepción de la exuberancia de su tierra. También pienso que todos estos mundos de Cunqueiro pertenecen a la Galicia que él conoció; me refiero sobre todo a la trilogía formada por Os outros feirantes, Xente de aquí e acolá, y Escola de menciñeiros. Uno va convirtiendo en palabras su pequeño trocito del mundo, manipulándolo como sea necesario.
            A veces pienso que escribir es una forma de llenar cierto vacío, de compensar un pequeño desequilibrio o incluso de entendernos con el mundo que nos rodea. Camilo José Cela decía que escribía para vaciar la cabeza. Para todos los teóricos, hay una distinción entre el yo poético y el propio escritor, lo que convierte a la literatura en un juego de máscaras en el que el literato intenta no quedarse indefenso frente al lector. Sin embargo, siempre se acaba desnudo en alguna página, por estas inclemencias de la creación, que juega con nosotros como nosotros intentamos jugar con ella.

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