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jueves, 7 de enero de 2016

LIBROS QUE LEÍ EN 2015

Todo el mundo hace repaso: ya se han derretido los hielos de las últimas copas apuradas en la noche de Reyes y dejamos atrás la euforia navideña (adoro las navidades) y volvemos a una presunta normalidad. Los perfiles de Facebook, los periódicos, los informativos... todo se llena de reflexiones y resúmenes. Yo quiero hoy inaugurar una tradición que consistirá en hablar de algunos de los libros más destacados que he leído en el año que hemos liquidado. Así que esta entrada va de eso, y sin pretender ser totalmente exhaustivo, porque no anoto y mi memoria no es tan detallada, voy a hablar de algunos de los libros que he leído en 2015. No se trata de novedades literarias en su mayoría, sino de libros que me han encontrado, que han llegado a mí por esas leyes del azar que rigen a los lectores que, como yo, son poco metódicos. Ahí va:

- Pureza, de Jonhatan Franzen. Está anunciado a lo grande en el escaparate de la librería Paz en Pontevedra, y ocupó sesudas reseñas literarias. Se trata de una obra grande en todos los sentidos, un libro largo e intenso. Tiene esta cualidad de los escritores norteamericanos que consiste en narrar historias individuales aparentemente intrascendentes y al mismo tiempo reflexionar sobre los temas humanos importantes. La búsqueda que Purity hace de su padre, del que no conoce ni el nombre, oculto celosamente por una peculiar madre que la ha criado en una cabaña en el bosque, se convierte en una grandísima historia. Es un libro que hay que leer.

- La fiesta del chivo, de Mario Vargas Llosa. No creo que pueda escribir nada que no se haya dicho ya sobre este libro, pero a mí, que soy un apasionado de la novela de dictador, me encantó. Un relato sólido que refleja la crueldad de la era Trujillo en la República Dominicana. A mí, particularmente, me gusta mucho Vargas Llosa, un narrador sólido que, como dijeron muy acertadamente los académicos que le concedieron el Nobel, describe claramente las estructuras de poder.

- Cambio de piel, de Carlos Fuentes. No podía faltar Carlos Fuentes en esta lista. Es un escritor al que siempre vuelvo. Si me piden que haga un resumen de este libro me ponen en apuros. Como lo fui leyendo a saltos me costó meterme en una historia compleja muy del gusto del mexicano. Sin embargo ahí están su estilo singular, sus mil referencias a la cultura mexicana. Ahí está todo Fuentes desplegando su genio.

- Caras extrañas, de Rafael Courtoisie. Un libro distinto, que compré casualmente en un mercadillo, editado en España por Lengua de Trapo. Describe el asalto de una guerrilla a una ciudad que puede ser perfectamente uruguaya. Está escrito de manera distinta, innovadora, y contiene algunos de los párrafos mejor escritos que me he encontrado este año. Una narración de esas que te abre los ojos a nuevas formas de contar una historia, de la que sales siendo alguien distinto.

- La conjura de los necios, de John Kennedy Toole. Sí, es cierto, no la había leído antes y es porque soy un lector desordenado y a veces hasta vago. El autor acabó suicidándose y tuvo que ser su madre la que se arrastró de editorial en editorial hasta verlo publicado y convertido en un clásico del siglo XX. Cosas del azar literario. Un libro en el que te pasas todo el tiempo intentando, sin conseguirlo, empatizar con el protagonista, un tipo realmente desagradable y parasitario. Un LIBRO con mayúsculas, ambicioso y gamberro, como toda la buena literatura.

- La hoguera de las vanidades, de Tom Wolfe. Llegado a este punto os preguntaréis: ¿Y qué ha estado leyendo este tipo todos estos años?. Pues... otras cosas. Este ha sido el año de asaltar clásicos norteamericanos, por lo visto, y este retrato mordaz de un yuppie, o como se escriba, de los años ochenta es imprescindible y, además, divertidísimo.

- Historia de dos ciudades, de Dickens. Sí, es cierto, tenía que haberlo leído hace diez o veinte años.

- Recursos humanos, de Antonio García Ángel. No conocía al escritor ni al libro. Otro descubrimiento de Lengua de Trapo. Un retrato del mundo empresarial en Colombia. Divertidísimo, irónico, cómico. Por momentos se me hizo largo, pero lo recomiendo igualmente.

Y ya está. Leí muchos libros más, seguro, pero con esto se puede ir tirando. Es mi forma de felicitar el año nuevo a los amiguetes que caen en este blog de vez en cuando. Feliz 2016 de lecturas, de letras, de párrafos que nos obliguen a tomar aire para poder asimilarlos, de frases y libros que nos cambien la vida, de poemas que guardemos entre los cuadernos, como si fuésemos adolescentes. Y yo, que nunca hago propósitos de Año Nuevo, me propongo llenar este blog de nuevas entradas.

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