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domingo, 24 de abril de 2016

DE PASO POR FERNANDO DEL PASO

     Lo bueno que tienen los premios como el Cervantes es que sacan a la luz escritores que no conozco, pero que ya merecen formar parte del canon de las letras españolas. Yo soy bastante despistado y he sido un lector muy vago y poco metódico durante muchos años, así que cuando surge un nombre como Fernando del Paso aprovecho para leer cuanto artículo haya en los suplementos culturales sobre él y así solucionar ese déficit que siento tener a veces. 
     Hace unas semanas fui por la biblioteca en busca de algún libro que llevarme a los ojos, y acabé solicitando Noticias del imperio, del recién premiado autor mexicano, que estaba almacenado en el depósito. Cuando me lo pusieron delante me encontré con un volumen imponente, de más de setecientas páginas en formato grande y letra no tan grande. En fin, un libro enorme. No sabía dónde me metía.
     Noticias del imperio es un libro enorme, torrencial, muy bien documentado además, sobre la tragedia de Maximiliano de México y su mujer Carlota. Un cúmulo de estilos, narrativas y maestría con el que me siento afortunado de haberme encontrado. Una novela sumamente recomendable, que hay que acometer con ganas y coraje, una verdadera lección de historia y de creación literaria, una obra maestra, por qué no decirlo.
      
     Este sábado por la mañana fue la ceremonia del Premio Cervantes, y también el día en que llegué a la última palabra de Noticias del imperio. En su discurso de aceptación descubrí a una persona comprometida, denunciando el viraje totalitario del gobierno mexicano; un hombre entrañable, familiar; y sobre todo a un apasionado de la literatura, alguien cuyo discurso me hizo desear darle duro a este teclado para volver a construir universos. Una persona que me incita a leer y escribir solamente por convertirme en alguien como él. Sólo he leído un libro de Fernando del Paso y no sé cuando volveré a enfrentarme a otro, aunque seguro que será un momento irrepetible en mi vida, como lo fue el que acabo de terminar. Sin embargo me he sentido muy identificado con el premio concedido al octogenario mexicano. Porque la literatura es de quien ama los libros, y los reconocimientos sólo pueden llegar a los que, además de escribir bien, representan esa pasión. 
     Hoy me siento orgulloso de esa pasión que me lleva a dejarme los ojos en el cuaderno o el ordenador, porque algún día, aunque fuese durante un segundo de mi vida, podría ser como Fernando del Paso, o como tantos otros que me han hecho sentirme escritor.

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