Esta sala de espera sin
esperanza
Joaquín
Sabina
SALA DE ESPERA
En el INEM
no hay cursos de cómo dar
abrazos,
así,
en la sala de espera
todo el mundo se abraza
a sus teléfonos móviles,
sudando una atroz
desesperanza,
sin hablar los unos con
los otros.
Yo he visto el gris
de los sueños
infructuosos
tiñéndolo todo,
la tinta que rellena
impresos inútiles.
¿No estarán en ese
ordenador
registradas
todas las mañanas en las
que me levanto
con el peso de la vida en
las piernas,
el currículum de
búsquedas frustrantes
y miradas
condescendientes?
En esa base de datos
de los proyectos olvidados
no guardan las horas
desgastando las aceras,
acumulando temor al futuro
y un presente
en el que te tiembla el
alma.
Y seguimos en este
silencio triste,
adorando pantallas
que llenen de ruido visual
nuestras vidas,
esperando que anuncien
nuestro turno
para cualquier trámite,
compartiendo sin compartir
un tiempo perdido.
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