La mayoría de los que leen este blog me conocen, supongo,
pero habrá gente que no, y que han ido entrando de vez en cuando y han leído
los diversos “desnudos poéticos” que he publicado en esta página. En las
sucesivas entradas prometía una explicación, y aquí está.
No hay más verso que la
piel es el título de
un libro en el que he estado trabajando los últimos dos o tres años, que se
dice pronto. Es una indagación en el desnudo femenino como sujeto poético y
como icono de belleza desprovisto de erotismo per se. Como algunas grandes ideas (no digo que esta lo sea, pero
es de las pocas más o menos originales que he tenido a lo largo de mi
trayectoria literaria), nació en un bar a la vuelta de la madrugada, mirando a
una colega. “Un día te desnudas y te escribo un poema”, le dije, de forma
espontánea, sin pensarlo; mi sorpresa vino cuando me dijo “vale”. Entonces lo
pensé, tuve uno de esos momentos de claridad que le vienen a uno de vez en
cuando e imaginé que de ahí podía salir un libro, un buen libro. Lo siguiente
fue el proceso en sí: buscar modelos, crear una forma poética concreta que
diese unidad al libro, etc…
Lo de buscar modelos ha sido lo más difícil de todo, como era
obvio. Preguntar, en una ciudad como Pontevedra, a una chica (primero amigas,
después gente que iba conociendo o, incluso, perfectas desconocidas) si quería
desnudarse para que pudiera escribirle un poema suscitó una serie de reacciones
diversas. Desde la sorpresa al entusiasmo, pasando por falsos compromisos que
luego nunca tomaban forma o negativas rotundas. Los fotógrafo o los pintores lo
tienen más fácil, es un suponer, porque el desnudo forma parte de su “material
de trabajo” desde siempre. Es difícil explicar que sólo vas a estar ahí sentado, escribiendo,
mientras ella permanece desprovista de ropa.
Lo divertido ha sido el proceso creativo: pergeñar un sistema
métrico que se corresponda con los diferentes tipos de cuerpo, buscar imágenes
que fijen el momento, la personalidad que irradia la persona, la reacción ante
su propio desnudo (espontaneidad, indiferencia, timidez…) y en definitiva dotar
de unidad y sentido a un proyecto que de por sí era nuevo para mí. Es el primer
libro de poemas que siento como “orgánico”, como un trabajo unificado.
Comencé con un plan sencillo: un libro corto, un puñado de
poemas en los que explorar el desnudo y sus implicaciones estéticas, pero con
el tiempo ha ido creciendo, cada poema supone una explosión emotiva que me
muestra cosas nuevas del verso mismo. La obra se desbordó por su propia
naturaleza experimental, y por el momento tengo más de cincuenta poemas. En
cada uno he vivido un momento único, especial, de comunicación con la persona
que se prestaba al experimento; siempre dije que la escritura es una actividad
estrictamente solitaria, y escribir No
hay más verso que la piel me ha permitido sentir que lo que hago es sólo
mío en parte, también pertenece a esa persona que está reflejada en las
estrofas. Ha sido una búsqueda, una ruta de versos hacia algo desconocido.
Gracias a este libro he avanzado en el dominio de la métrica y la acentuación
rítmica de los versos. He aprendido y he disfrutado. Ante las preguntas
típicas: “¿Cuándo lo va a acabar?”, ¿Y no escribes a hombres?” he encontrado
respuestas en mí mismo; lo acabaré cuando ya no me sorprenda lo que encuentro
al escribir un poema, cuando ya no haya nada nuevo que contar, o mismamente
cuando observe el manojo de poemas y sienta que ya necesitan ver la luz; en
cuando a los hombres… las mujeres para mí forman parte de ese eterno artístico,
su desnudo tiene una iconicidad propia fruto de años de elaboración artística,
además de ser para mí lo “desconocido”, lo “diferente”.
No hay más verso que la piel porque no hay más poética que el
desnudo; así, este libro ha sido un gran descubrimiento en cuanto a lo que
puedo hacer con el género poético. Me siento afortunado y estoy eternamente
agradecido a cada una de las voluntarias que han prestado su desnudo para que
pudiera llevarlo a cabo. Y, por supuesto, si alguna mujer quiere su poema,
estoy dispuesto a escribirlo, porque sé que será algo único.
Las musas se despegan de la piel femenina y se cuelan entre tu pluma, susurrando candentes versos...un bello homenaje a nuestro género.Besos.
ResponderEliminarNo sé si leíste la respuesta, quería ofrecerte saber si te animas a que te escriba un desnudo. Gracias por tu comentario
EliminarGracias Marisa. Sabes que la convocatoria está abierta hasta que publique el libro. :-)
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