El Aleph es el centro de todas las cosas, según Borges. Es la primera letra del alfabeto hebreo. Hoy me acordé de este poema, y en particular de la persona a la que se lo escribí. Es el segundo desnudo que publico hoy, pero como últimamente intento volver a la anterior frecuencia de publicación de este blog, ahí va. Espero que os guste, y, si acaso, que alguien se digne a comentar.
ALEPH
El cuerpo es un Aleph
de sentimientos,
la excusa sinuosa del
poema,
imagen que reclama a
la escritura
precisos mecanismos
de belleza.
El tiempo se resume
en una cláusula
de viento; un milagro
fortuito
concentra la palabra
y el misterio
y entona una canción
desconocida.
Entonces, cotidianos,
se rompen los
complejos.
El íntimo momento
trasluce sus
vivencias.
El roce de los verbos
en el aire
agrieta los temores y
produce
un diálogo entre
métrica y desnudo,
cambiando conjeturas
por verdades.
Y gira con sus curvas
dibujadas
la voz de la
elegancia resumida,
con líneas definidas
por el brillo
del alba que ilumina
los minutos.
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