Otoñan las calles
con manos frías,
pero yo
te abrazabrigo
contra el mal tiempo,
lunilumino tus pasos
y desinvierno las sábanas.
Encamados,
encaminamos nuestros cuerpos,
primaverando porque sí,
aunque sea noviembre.
Porque nuestra única estación
es aquella
en la que uno espera al otro.
Los abrazos son para el invierno...
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