Leo periódicamente el periódico,
las bien mentidas mentiras
de sus artículos tan articulados
que muestran su realidad
de un modo tan realista
que a veces, crédulo, me las creo.
Escojo la línea editorial
alineada con mis ideas
para llenarme, razonablemente,
de razones.
Cuando me canso de este cansino sermoneo
tiro esos papeles que me empapelan
el pensamiento
y cojo un libro por sentirme libre
(es raro que estas dos palabras no estén relacionadas)
asumiendo que no ser sumiso da trabajo,
que la libertad responsable,
la libertad en sí misma,
liberado de barreras mentales
requiere un considerable esfuerzo;
y así, considerando seriamente
esforzarme en ello,
vuelvo un nuevo día
al diario de la mañana.
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