En ese hueco en el que estuvo tu cuerpo
y en el que,
seguramente,
volverá a estar mañana,
habitan los materiales de un futuro compartido.
En tus ausencias
soy un algo más peligroso,
como si al irte apagases la luz
y fuese tropezando con las cosas.
Me masturbo
sobre la piel de tu recuerdo,
porque cuando estamos juntos
rozamos con los dedos lo sublime.
Es así como el yo suficiente
se convierte en un yo completo,
algo pleno,
distinto pero igual.
Porque nosotros,
en este caso,
es el pronombre más bonito del mundo.
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