CAMBIO DE HORA
Este atardecer abrupto,
tras el cambio de hora,
es como si pusiese el día de perfil,
mirando de soslayo
e imprimiendo ojeras
bajo los ojos de la tarde.
La luz, a las seis y media,
trae adjetivos de serie,
como mortecina,
que son casi desinencias
de este súbito cambio
de la realidad.
Al parecer,
de esta forma ahorramos
un cero coma cinco por ciento
de puestas de sol,
o algo así,
no lo escuché bien;
ahora el telediario
me pilla a la hora de la siesta.
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