TE COMPRO A TU NOVIA,
UNA VISIÓN MARXISTA Y DE GÉNERO
El objetivo de este artículo es realizar un análisis de
la letra del éxito de Ramón Orlando (1960, República Dominicana) Te compro a tu novia. La metodología
escogida para el estudio se basa en los estudios marxistas y de la teoría de
género (crítica feminista), considerando a ambos como los más adecuados al
contenido del texto a tratar.
En
1993 Ramón Orlando lanza su disco América
sin queja, cuya novena pista es la canción mencionada. En las verbenas de
toda Galicia, y es de suponer que en las de toda España, se convierte en
canción del verano, animando los bailes de abuelos, padres, hijos y borrachos
de chiringo, que bailaron al son de su ritmo de merengue y corearon, sobre
todo, la frase que da título a la canción y el coro “te la compro”. En mi
particular experiencia en las fiestas de pueblo pude vivir el auge que demostró
que era un éxito, y, tras años de investigación de campo, su consolidación en
los repertorios de infinidad de orquestas, lo que le otorga el estatus de
clásico. (Para más información, consultar el artículo ´¿Cómo una canción de verbena deviene en clásico?)
En cuanto al aspecto meramente formal nos encontramos con
una estructura típica de la música comercial basada en estrofas y un
estribillo, con la repetición de todo el texto tres veces. Cuatro estrofas de
tres versos que actúan a modo de planteamiento, y dos más, de cinco y cuatro
versos (o ambas de cuatro, si contamos el primer verso de la primera estrofa
como verso introductorio), y al fin el estribillo cantado en frases alternas
por el coro y la voz principal.
Pero vayamos al texto: Ramón Orlando asume el papel de
alguien que ve en la novia de un amigo a la mujer perfecta, lo que no es poco
habitual, ergo, no constituye una ruptura.
Lo que supone realmente el logos de
la canción es la oferta que ya está presente en el mismo título de la canción
“te compro a tu novia”, lo que implica la posibilidad de transacción comercial.
Estamos, pues, ante una visión mercantilista del amor, en la que el cantante
ofrece un millón o, en su defecto, cualquiera o todas las novias que él tiene y
con las que, según explica, nunca ha tenido suerte (esto, por otra parte, lo
sitúa en desventaja en una eventual negociación).
La novia, el componente femenino que todo merengue
necesita, se describe con todo detalle atribuyéndole una serie de
características:
Pues tu me has dicho que
es linda y apasionada
y es buena y adinerada
no cela nunca por nada
y sabe hacerlo todo en la casa.
No sale ni a la esquina
no habla con la vecina
no gasta y economiza
y todo lo resuelve tranquila.
Este summun de
cualidades la hace entroncar con el modelo mariano de mujer virtuosa, ya
presente en la literatura medieval española, prolongando una visión patriarcal del
ideal femenino. Una mujer que no tiene celos, que no habla con la vecina, que
no sale de casa, que no gasta y que lo resuelve todo tranquila, el no va más de
la sumisión. Aquí Orlando tiene muy presente la tradición iniciada con obras
como Las cantigas de Santa María y Raçon de amor, lo que muestra su
profunda erudición y, a la vez, un condicionamiento falocéntrico evidente. La
mujer carece de iniciativa, dedicándose a ser más objeto que sujeto,
favoreciendo la pervivencia de la célula familiar tradicional con la evidente
consecuencia de su anulación como sujeto activo, consciente de sus derechos.
En cuanto al ámbito económico deberíamos preguntarnos:
¿Está la mujer perfecta al alcance del proletariado?. En la canción ofrece
hasta un millón, sin especificar la unidad monetaria, por lo que podríamos
hablar de pesos dominicanos, o también colombianos, teniendo en cuenta que el
autor se exilió a este último país debido a desavenencias con el presidente
Balaguer, títere de Trujillo. También podrían ser dólares, unidad de referencia
más común en el ámbito americano, lo cual agravaría todavía más la brecha
social. Aunque las cualidades que reúne la mujer la hace, según mi amigo Ángel,
rápidamente amortizable, se trata de un precio sólo al alcance de las elites
económicas, ubicadas en la burguesía más pudiente. Esto convierte al
proletario, e incluso a los miembros de la clase media, en condenados a una
mujer, “novia”, en este caso, de peor calidad. Por otra parte, al ofrecer a
cambio el cantante a “toditas” sus novias a cambio de la mujer perfecta, está
estableciendo una injusta plusvalía inflando artificialmente el coste de los
recursos sexual-amorosos basándose en un criterio de calidad no siempre
justificable. Una necesaria subversión del sistema capitalista establecida
debería socializar a mujeres de este calibre para hacerlas accesibles al común
de la clase trabajadora, reduciendo así la brecha de la desigualdad.
En resumen, la canción Te compro a tu novia es un ejemplo de un status quo social
predeterminado, patriarcal y no igualitario económicamente, que no hace más que
prolongar un sistema caduco y dañino. Su gran popularidad demuestra el
enquistamiento de prejuicios ya estructurales en la sociedad. Pero lo que mola
bailarla delante de la orquesta… ¿Eh? Dame seis cervezas y me olvido de la
revolución y todo.